"¡Cuánto nos hará falta para pensar un Chile con sentido y una felicidad no consumible!".

"No fue a quemar la casa de otros para cambiar el mundo. Se sacrificó él, en un gesto radical e inusual en tiempo de individualismos".

"Hoy en Chile estamos secuestrados por ellos: los que no quieren cambiar nada y los que quieren cambiarlo todo".

"'No más libros': ¿rayado fascista o nazi? No, fue escrito en el frontis de la Biblioteca Severín, en Valparaíso".

"Como ciudadano de izquierda, no acepto que se destruya todo, incluido el Estado, para derrotar a este sistema".

"El consumista alienado y el fanático violentista se parecen en que ambos renuncian al discernimiento ético, dejándose llevar por sus pulsiones básicas".

Es doloroso darse cuenta de que varias jóvenes promesas de una nueva política, a los que dediqué entusiastas columnas, no estuvieron a la altura en esta crisis.

"Nos despertamos y no sabemos dónde estamos. Los hoteles de las grandes cadenas han pasado a ser sucursales de Lo Mismo".

"Andaba siempre con una goma gigante en su maletín de profe: esa era su arma, su instrumento de trabajo más importante".

"De tanto tenerla cerca, disponible, cuando abres los grifos y las llaves, olvidaste que era milagro, como el aire y la tierra".

"¿Tenemos como país la autoridad moral de escandalizarnos por la devastación de la Amazonía, si hemos hecho lo mismo durante décadas y siglos?".