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De vuelta a casa

Los pilotos en forma unánime han expresado cómo extrañaban los circuitos europeos, angostos y con escasas zonas de escape y donde los errores se pagan con al menos daños en el auto, ubicados en parajes llenos de recuerdos y con tradición.
Foto: EFE
Alejandro Schmauk23 de mayo, 2024
El pasado fin de semana, la Fórmula 1 disputó el Gran Premio de la Emilia-Romaña en el histórico circuito de Imola, enclavado en una de las zonas más lindas de Italia. Ganó como es habitual Max Verstappen, pero esta vez por menos de un segundo sobre Lando Norris, quien le había derrotado en Miami, y con la Ferrari de Charles Leclerc a solo ocho segundos por detrás. Es decir, para el campeón las cosas se complican ante el avance de sus rivales, que amenazan terminar con su dominio apabullante. Bien por la competencia y el espectáculo.

Pero el aspecto que deseo recalcar, como lo dice el título, es el regreso tras más de siete meses de la F-1 a Europa, su hábitat natural, donde están basados todos los equipos y donde se ha construido su historia.

Los pilotos en forma unánime han expresado cómo extrañaban los circuitos europeos, angostos y con escasas zonas de escape y donde los errores se pagan con al menos daños en el auto, ubicados en parajes llenos de recuerdos y con tradición. Por más de medio año han saltado de circuitos callejeros prefabricados a escenarios permanentes pero construidos sin alma, todos parecidos y con trazados sin identidad (exceptuemos Austin e Interlagos).

Recién ahora los equipos pueden poner en movimiento sus flotas de camiones, un espectáculo aparte, que cual Transformers generan un marco fabuloso en torno a los respectivos pits. Como referencia, Red Bull a partir de dos semirremolques y en 24 horas es capaz de levantar un complejo de cuatro pisos para hospitalidad de invitados, con restaurantes de varios tipos y con los mejores chefs del respectivo país a cargo. Es imposible trasladar toda esa escenografía a las carreras en Asia, Medio Oriente o América y es por eso que los Grandes Premios europeos tienen un atractivo y un encanto insuperable. La fortaleza de lo original y autentico, por mucho que el envase de Miami, Las Vegas o Singapur sea multimillonario, los hace aparecer como un buen sucedáneo, haciendo uso de lo que buenamente puede entrar en mini-containers que tampoco son muchos, ya que son los que caben en los siete jumbos que mueven a la F-1 entre continentes.

Para terminar, un hecho casi anecdótico. Tal como existen campeonatos de futbol virtuales, también hay carreras virtuales con miles de participantes en simuladores conectados globalmente. Una de las más importantes de SIM Racing es las 24 hrs de Nürburgring, utilizando el mítico trazado alemán, la que también se disputó el pasado fin de semana. Y el ganador fue un equipo integrado por Max Verstappen, quien entre la clasificación con pole del sábado y el mediodía del domingo completó los 3 turnos que le habían asignado. Para ello había hecho instalar un simulador en su motorhome con una super conexión a internet. Definitivamente, el neerlandés es de otra liga, a lo mejor un poco monotemático, pero con un talento superlativo.
Alejandro Schmauk

es ingeniero civil, consultor en movilidad, ex piloto de fórmula 4, 3 y 2 y campeón chileno de rally (1983 y 1991). Ha sido comentarista especializado en automovilismo en TVN, Chilevisión, El Mercurio y radio Biobío.

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