La edición 2023 del Dakar en motos marcó múltiples hitos. Nunca antes el liderato de la carrera había cambiado en la última etapa, se produjo la menor diferencia de tiempo en la historia y hace 20 años que un piloto no ganaba con dos marcas diferentes, desde que Richard Sainct celebrara con KTM tras haberlo hecho con BMW.

El responsable de tales hazañas se llama Kevin Benavides, argentino nacido hace 34 años en Salta, excampeón latinoamericano de enduro y que en su paso al rally raid tuvo la ayuda de un chileno.

“Este es el hombre que me enseñó, muchas gracias”, dijo en la meta el trasandino apuntando a José Cornejo, el papá del motociclista chileno José Ignacio Cornejo, a quien luego le dio un fuerte abrazo.

“Antes de su primer Dakar, en 2016, cuando estaba con el equipo Honda Sudamérica, él vino a Iquique a entrenar con nosotros. De inmediato me di cuenta de que era uno de los privilegiados. Es un piloto muy esforzado, trabajador, estudioso. El hermano (Luciano, ganador de tres etapas en este Dakar) es más conductivamente, pero para la navegación es mejor Kevin”, explica “PPS” Cornejo, como es conocido en la familia del Dakar.

Benavides retuvo las enseñanzas de Cornejo para ese debut de 2016, pero también el número 47, que lo reservó para seguirlo usando toda su carrera. Cosas de cábalas, además del trabajo: “Es algo de años, cuando partió venía cada dos meses a Iquique a entrenar por una semana. Ninguno de los pilotos de punta hoy puede dejar de entrenar constantemente. No es cosa de aprender una vez y nunca más practicarlo”, añade el chileno.

Este domingo, Benavides sacó lo mejor de su repertorio para remontar los 12 segundos que le llevaba el australiano Toby Price, su compañero en KTM, y lo consiguió con creces: le sacó 55 segundos de ventaja, con lo que ganó con 43 de diferencia.

¿La receta? “Puse la mente en blanco, hablé con mi psicólogo, que siempre me ‘banca’, al igual que mi familia, mi novia, mis amigos y demás. Entendí que no puedo manejar al piloto de atrás o al de adelante. Simplemente salí a hacer lo que sé, que es manejar una moto”, afirmó el salteño, que en 2021 conquistó su primer título a bordo de Honda.

Tan tranquila fue la segunda semana del Dakar para Nasser Al-Attiyah (Toyota), que no tuvo la necesidad de ganar una etapa. Líder de la competencia desde la tercera jornada, fue viendo a la distancia cómo sus rivales caían uno a uno.

Sébastien Loeb (Prodrive) fue el primero en despedirse de la batalla, al ceder una hora y 20 minutos en los dos primeros días. El francés se desquitó ganando más etapas que nadie (siete, seis de ellas consecutivas), lo que le permitió ascender al segundo puesto en la general.

Peor fue la debacle de Audi, cuyo millonario proyecto con un auto híbrido no alcanzó a completar una semana. En la sexta etapa, en el mismo punto de la ruta, Stéphane Peterhansel y Carlos Sainz se accidentaron, provocando el abandono del francés (por lesión de su navegante) y que el español quedara descartado de la lucha. Continuó, pero un nuevo accidente en la 9ª jornada lo descartó.

“Estoy muy feliz de defender el título. Aunque no lo crean, no fue fácil, las condiciones de la carrera fueron muy complicadas, el Dakar nunca es fácil”, afirmó Al-Attiyah, el más requerido por los fans saudíes después del ídolo local Yazeed Al-Rajhi. Y también por compañeros de la caravana: el navegante chileno Stanley Sherrington se lo encontró en un McDonald’s, le pidió una foto y no solo accedió a su requerimiento, también le pagó la comida a él y a su piloto, Luis Díaz.

Al-Attiyah, además, se encumbra en los libros de los récords. Ya es el segundo con más títulos en autos: suma cinco, solo por detrás de Peterhansel (6). Con 47 etapas ganadas, está a tres del récord del finlandés Ari Vatanen.

Motivado por las participaciones en el Dakar de su padre y de su tío, el pequeño Eryk Goczal pedía insistentemente la posibilidad de inscribirse en la legendaria prueba.

Su familia lo fue llevando de a poco. En 2019, con 15 años, la organización de la Baja Europa le permitió conducir el “auto cero”, el que abre la ruta para verificar las condiciones de seguridad. Repitió en ese rol en el campeonato polaco de rally-raid.

Cumplida la mayoría de edad, tuvo su debut competitivo en la Baja Internacional de Dubái, recién en diciembre pasado. Ganó la competencia. Luego vino el Dakar… Ya en la segunda etapa marcaba un hito al ser el piloto más joven en ganar un tramo. Y este domingo lo coronó con la victoria en la serie T4, la que llegó de modo sorpresivo, ya que el puntero hasta la penúltima jornada, el lituano Rokas Baciuska, sufrió un problema mecánico.

En prototipos ligeros, el heredero de “Chaleco” López es uno de sus coequipos, el estadounidense Austin Jones, de la división estadounidense de Can-Am, y que el año pasado se había coronado en la clase T4.

En camiones, la ausencia de los poderosos Kamaz como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania le dejó servida la victoria a Iveco, que copó los cuatro primeros lugares, encabezados por el neerlandés Janus van Kasteren.