Willy Chatiliez, la última gema de la Roja Sub 20
Marcó dos y tuvo otro más en el 5-1 ante Qatar. Su madre chilena y su padre francés: “Fui a Chile por tres meses a hacer windsurf y me quedé 14 años”, dice Fred, el progenitor. A los 6 años lo anotó en la escuela de la U en Huechuraba. “Tenía un talento que sobresalía. Ojo, le dije al papá, que tiene un gran futuro”, dice Luis Valenzuela, su primer profesor. Se fue a Barcelona FC y estuvo dos años. Hoy milita en el Huesca B. “Tengo que estar con los pies en el piso”, dice el zurdo.
Fred Chatiliez, ciudadano francés, toma el fono y devuelve el llamado entre vagón y vagón del tren que lo lleva de regreso de a Barcelona tras una jornada memorable. Su hijo Willy, volante zurdo de 19 años nacido en Chile en 2004, ya bajó en Zaragoza rumbo a Huesca, pero temprano marcó dos goles en el 5-1 de la Roja sub 20 sobre Qatar, duelo amistoso jugado en Madrid.
“Luis Valenzuela fue el inicio de todo esto en el fútbol de Willy”, cuenta, aludiendo a su primer profesor en la escuela de fútbol de la U en Pedro Fontova, Huechuraba.
“Lo trajo bien niño, a los 6 años porque vivía cerca. Yo le vi cualidades inmediatas, sobresalía del resto por velocidad, enganche y gestos técnicos. Le dije a su papá, ‘ojo, que tiene un gran futuro’”, resume Valenzuela, ex volante de la U en el descenso (1989), Cobresal, Everton y Palestino y un par de selecciones adultas.
El padre del último hallazgo juvenil llegó a Chile en 1999. “Vine por tres meses a hacer deporte, al quinto día conocí a Macarena, mi esposa, y me quedé 15 años. Tenemos tres hijos, Willy es el mayor”.
—¿Y el gen futbolista vienen de usted?
“No, a Chile fui a practicar windsurf en Pichilemu y Llico”.
Valenzuela recuerda bien que el salto del pequeño Willy ocurrió cuando fue seleccionado entre 500 niños en una prueba que hizo el Barcelona FC en Chile. Fred entrega más detalles: “Fue un campus que hizo el Barca en la Universidad de Los Andes en febrero de 2014. Lo inscribí y quedó. De ahí, dos semanas a otro Campus en Barcelona mismo. Nos fuimos en mayo y volvimos en diciembre de ese año”.
El fútbol, quedó decidido, era el camino. “Y ahí hice otra locura”, reconoce el padre. Vendió su empresa de turismo y deporte aventura —“si fuimos 700 veces a El Morados, Cajón del Maipo, es poco, Farellosnes, Valparaíso, etcétera”— y nos fumos a Barcelona. “La infraestructura deportiva es clave, y estuvo dos años en la escuela de fútbol del Barcelona”, narra.
—¿En La Masía?
“No, en una mejor. La Masía es competencia. A esa edad, 10, 11 años en que estuvo, el fútbol se aprende, no se compite. Sin presión. Estuvo hasta los 12 años ahí. Luego Willy estuvo 4 años en el futbol federativo, en un club que se llama Cornella, luego un año en otro club que se llama Europa, más tarde en Badalona y ahora en Huesca B.”
—¿Cómo llegó su hijo a la selección sub 15?
“Por su padre, jejee, porque empecé a buscar contactos, Facebook, Linkedin, mandando videos y tal. Así fue. Estuvo una semana nada más porque era muy bajito, y tenía 14 años recién, y los demás ya estaba por los 16, así que tenía que crecer y tener más físico. Así hasta ahora. Verlo hacer esos dos fenomenales goles es un orgullo tremendo. Nunca dudamos de que jugara por Chile, por un tema familiar, claro, pero no he visto a orto pueblo que viva el fútbol como Chile: nunca olvido cómo se oía el himno cantado por los chilenos en las tribunas en el Mundial de 2014, eso pone la piel de gallina”.
—Su hijo dice que tiene los pies en la tierra, que hay que ser humilde.
“Además de cualidades técnicas, su punto fuerte es que tiene la cabeza muy sólida, centrada y con sentido. Nos hemos dedicado a acompañarlo, pero él marca el camino final”.
—El Sudamericano Sub 20 no es fecha FIFA.
“Y sí, es un tema que esperamos que se pueda resolver con su club Huesca, que no está obligado a cederlo. Esperemos que se pueda”.
“Luis Valenzuela fue el inicio de todo esto en el fútbol de Willy”, cuenta, aludiendo a su primer profesor en la escuela de fútbol de la U en Pedro Fontova, Huechuraba.
“Lo trajo bien niño, a los 6 años porque vivía cerca. Yo le vi cualidades inmediatas, sobresalía del resto por velocidad, enganche y gestos técnicos. Le dije a su papá, ‘ojo, que tiene un gran futuro’”, resume Valenzuela, ex volante de la U en el descenso (1989), Cobresal, Everton y Palestino y un par de selecciones adultas.
El padre del último hallazgo juvenil llegó a Chile en 1999. “Vine por tres meses a hacer deporte, al quinto día conocí a Macarena, mi esposa, y me quedé 15 años. Tenemos tres hijos, Willy es el mayor”.
—¿Y el gen futbolista vienen de usted?
“No, a Chile fui a practicar windsurf en Pichilemu y Llico”.
Valenzuela recuerda bien que el salto del pequeño Willy ocurrió cuando fue seleccionado entre 500 niños en una prueba que hizo el Barcelona FC en Chile. Fred entrega más detalles: “Fue un campus que hizo el Barca en la Universidad de Los Andes en febrero de 2014. Lo inscribí y quedó. De ahí, dos semanas a otro Campus en Barcelona mismo. Nos fuimos en mayo y volvimos en diciembre de ese año”.
El fútbol, quedó decidido, era el camino. “Y ahí hice otra locura”, reconoce el padre. Vendió su empresa de turismo y deporte aventura —“si fuimos 700 veces a El Morados, Cajón del Maipo, es poco, Farellosnes, Valparaíso, etcétera”— y nos fumos a Barcelona. “La infraestructura deportiva es clave, y estuvo dos años en la escuela de fútbol del Barcelona”, narra.
—¿En La Masía?
“No, en una mejor. La Masía es competencia. A esa edad, 10, 11 años en que estuvo, el fútbol se aprende, no se compite. Sin presión. Estuvo hasta los 12 años ahí. Luego Willy estuvo 4 años en el futbol federativo, en un club que se llama Cornella, luego un año en otro club que se llama Europa, más tarde en Badalona y ahora en Huesca B.”
—¿Cómo llegó su hijo a la selección sub 15?
“Por su padre, jejee, porque empecé a buscar contactos, Facebook, Linkedin, mandando videos y tal. Así fue. Estuvo una semana nada más porque era muy bajito, y tenía 14 años recién, y los demás ya estaba por los 16, así que tenía que crecer y tener más físico. Así hasta ahora. Verlo hacer esos dos fenomenales goles es un orgullo tremendo. Nunca dudamos de que jugara por Chile, por un tema familiar, claro, pero no he visto a orto pueblo que viva el fútbol como Chile: nunca olvido cómo se oía el himno cantado por los chilenos en las tribunas en el Mundial de 2014, eso pone la piel de gallina”.
—Su hijo dice que tiene los pies en la tierra, que hay que ser humilde.
“Además de cualidades técnicas, su punto fuerte es que tiene la cabeza muy sólida, centrada y con sentido. Nos hemos dedicado a acompañarlo, pero él marca el camino final”.
—El Sudamericano Sub 20 no es fecha FIFA.
“Y sí, es un tema que esperamos que se pueda resolver con su club Huesca, que no está obligado a cederlo. Esperemos que se pueda”.
Antonio Valencia
es redactor de Deportes El Mercurio.
