El 19 de junio, un día antes de enfrentar a Italia por la fase de grupos de la Eurocopa, Lamine Yamal figuraba estudiando inglés. “Cada día me ponen unos deberes diferentes. Si ven que estamos en cuartos de final o en octavos no me meten mucha caña, pero los días de descanso, mi tutor ve que no estoy haciendo nada y me dice que haga esto o lo otro”, contó el futbolista nacido el 13 de julio de 2007.

No es todo libros en la vida del jugador más joven en debutar y hacer un gol con la camiseta de su país —el 8 de septiembre del año pasado, cuando tenía 16 años y 57 días celebró en el 7-1 sobre Georgia—, pues también tiene derecho a la diversión. “Intento estar siempre con los jóvenes jugando a la play, al ping pong… Si no, me veo una serie en la habitación o los partidos del torneo, que con los horarios va muy bien”, explicó.

Estudiar y maravillar al mundo tuvo su premio: la joya del Barça, que hace poco firmó una extensión de contrato hasta 2026, con una cláusula de rescisión de mil millones de dólares, ha logrado pasar satisfactoriamente sus exámenes de la ESO (Escuela Secundaria Obligatoria) en plena competición.

Carlos Caszely vivió una experiencia similar. “Debuté a los 15 años y medio contra Peñarol. A esa edad son fundamentales el papá, la mamá y los técnicos. Para seguir estudiando me cambié de colegio y estudiaba de noche. ‘Cómo voy a estudiar, si estoy jugando’, les dije. Me contestaron ‘no no, usted estudia’. Iba al colegio de 6 de la tarde a 11 de la noche. Nunca me permitieron dejar de estudiar y uno tiene que hacerles caso a los mayores. Les hacía caso o no me dejaban, así de simple, porque una fractura, una lesión o un técnico al que no le gustas y chao, se acaba todo. Son mil variantes las que influyen”, sentencia.

“A esa edad lo único que quieres es jugar y divertirte. Disfrutar. Acompañar a las figuras que hay en el equipo. Es una época inolvidable”, responde el “Rey del metro cuadrado”.

Lamal parece estar tocado por la varita mágica y no de cualquier mago: hace poco se viralizó una imagen del ‘19’ de España en los brazos de Lionel Messi, foto tomada en diciembre de 2007 en Barcelona para un calendario benéfico. “Fue Lamine el que bendijo a Leo”, bromeó Mounir Nasraou, padre del wing. Y agregó. “Cuando nació, sabía que iba a ser una estrella, el que es padre lo sabe y cualquier padre quiere que su hijo sea el mejor… Está eufórico, quiere ser el jugador más joven en ganar una Eurocopa, como cualquier niño”.

Sería otro registro histórico para el nacido en Esplugues de Llobregat, aunque si no puede ser campeón ya quedó en la historia: es el artillero más joven de la Eurocopa, porque tenía 16 años y 362 días tenía cuando anotó a Francia el pasado martes, anulando la marca del suizo Johan Vonlanthen, quien marcó a los 18 años y 14 días, también a los “Bleus” en el certamen de 2004.

“Lamine hace cosas que los demás no son capaces de hacer. Es extraordinario, el mejor futbolista de la Eurocopa. Tiene todo y de todas sus virtudes la más destacable es su madurez futbolística. Siempre hace lo que le pide la jugada, que es lo más difícil el fútbol”, sentencia el reconocido entrenador Fernando Carvallo.

Susana Saravia, psicóloga infantojuvenil de Clínica Universidad de los Andes, explora el tema mental de un niño de 16 años que vale fortunas: “Es súper importante que el foco no sea única y exclusivamente el rendimiento deportivo, sino reforzar la autoestima en las distintas áreas de su vida: en las relaciones personales, en las interacciones con los otros, cómo es en sus cualidades. Reforzándolo, va a influir de manera positiva. Bien sabemos que los deportistas cargan con una mochila bien pesada respecto de la autoexigencia, a la comparación, a la presión propia y de sus pares y es súper importante evitar esas comparaciones. Es importante poner el foco en trabajar poniendo metas claras, concretas y objetivas día a día por sobre el resultado deportivo”.

“Lo de Yamal es un ejemplo para las federaciones, los clubes y los padres de los jóvenes que creen que sus hijos pueden ser futbolistas sin tener una formación integral”, enseña Rodrigo Gómez, exseleccionado nacional.

“Una persona que tiene un formación integral a los 16 años, indudablemente lo hará mejor deportista, mejor futbolista, y tomará mejores decisiones. Y si por algún motivo tiene problemas, el haber terminado el colegio, el haber estudiado como corresponde, le va a permitir estar y jugar más tranquilo. Muchas veces creen que son mejores futbolistas porque tienen mejor técnica o mejor condición física, pero hay otras dos partes del juego que son casi tanto o más importantes: la psicológica y la estratégica. Si terminaste el colegio, te va a costar menos entender la estrategia, procesar las presiones y los momentos difíciles. El ejemplo de la Federación Española, del Barcelona y de los padres de Lamine debe ser tomado en Chile por todos los entes que participan de la formación de los jugadores”, profundiza el analista de Radio La Clave.

Como en su época de artillero, Caszely remata: “Tiene una gran proyección. Además lo cuidan para que se transforme en la nueva figura del fútbol mundial. Se va Messi, se va Cristiano Ronaldo y tiene que salir alguien de esas características. Lamine Yamal es el indicado”.