Santiago de Chile.   Vie 26-07-2024
22:03

El dogma y el pragmatismo, en la cima de la tabla

Aunque ambos entrenadores tienen premisas muy distintas en cuanto a la observación y aplicación del juego (Ramírez es dogmático en estado puro y Álvarez pone en el centro las variables del pragmatismo), tienen en común que han sido capaces de traspasar a sus dirigidos el sentido más profundo de sus convicciones técnicas.
Foto: Photosport
Sergio Gilbert01 de abril, 2024
Aunque a muchos que se dicen futboleros en verdad no les gusta el tema táctico-estratégico porque ven en las propuestas técnicas un aditivo molesto para un buen espectáculo (en las últimas horas, las redes sociales hirvieron de comentarios contra Josep Guardiola y Mikel Arteta por sus planteamientos que “mataron la emoción” en el partido entre Manchester City y Arsenal), lo cierto es que gran parte de las explicaciones a los rendimientos de un equipo están, justamente, en la capacidad de los entrenadores en traspasar sus dirigidos sus propuestas y transparentarlas en la cancha.

Guardiola y Arteta así lo hicieron. Como también están haciéndolo en el torneo chileno los entrenadores Miguel Ramírez y Gustavo Álvarez, que tienen hoy a Iquique y Universidad de Chile —sus equipos— en la cima de la tabla del torneo nacional.

Está claro que si la evaluación del trabajo que están realizando ambos DT fuera solo el de mantener a tope la emotividad, por cierto que los que criticaron a Guardiola y a Arteta deben alinearse como fanáticos ofensores de Ramírez y Álvarez, porque si algo perfila a sus equipos hoy es el “aburrido” tema táctico-estratégico.

Es cosa de analizar un poco. Porque, aunque ambos entrenadores tienen premisas muy distintas en cuanto a la observación y aplicación del juego (Ramírez es dogmático en estado puro y Álvarez pone en el centro las variables del pragmatismo), tienen en común que han sido capaces de traspasar a sus dirigidos el sentido más profundo de sus convicciones técnicas.

Iquique, tal como lo fue alguna vez San Luis y Santiago Wanderers (dos equipos que reflejaron la visión de Ramírez como DT) es una escuadra que presiona la salida del rival, privilegia la acción ofensiva de los laterales y asume un alto porcentaje de riesgo en su actitud para llegar al gol.

El cuadro nortino no es frío ni calculador. Tampoco reactivo. Propone y, aunque llame la atención, es súper clásico en su certificación de jugadores porque tiene en Edson Puch un “enganche” clásico y en Stefan Pino un “9” de esos a la antigua. Dogma puro y duro.

Lo de la U de Álvarez es distinto, pero igual de efectivo, hasta ahora. Porque si bien ha primado el mismo principio que Huachipato en 2023 —con el mismo DT argentino sentado en la banca— de fortalecer el bloque defensivo, antes que nada, lo cierto es que Universidad de Chile se ha ido amoldando a las características de los jugadores que tiene.

Álvarez ha construido su mediocampo en base a la circunstancia de tener a Marcelo Díaz como líder insustituible. Como el volante ya no es alternativa para sumarse como tercer central como lo hacía antaño (Álvarez optó incluso por Ojeda en esa función) y se posiciona como un asistente-filtrador de poca movilidad, ha debido buscar cómo no se note la falta de un creador genuino. La opción seguida por el DT ha sido acertada: soltar a los laterales (Hormazábal y Morales) y dar mayor movilidad a dos de sus delanteros (Guerrero y Fernández). Estrategia acertada la de Álvarez. Movimientos pensados y bien ejecutados.

Razón para justificar un buen inicio de torneo. Como el de Iquique.

Y no, no es ajedrez. Es fútbol.
Sergio Gilbert

es periodista titulado en la UC, especializado en fútbol. Profesor universitario y redactor en El Mercurio. En Twitter: @segj66

Relacionadas
A fondo con...