Entendible y razonable la apuesta de Jorge Almirón.

La gran obsesión de Colo Colo es anotar su nombre en la fase de grupos de la Copa Libertadores y el partido ante Godoy Cruz, el jueves en el Monumental, resulta sustancial. Clave.

Por lo mismo, su entrenador reservó a todos los soldados que ganaron la batalla en Mendoza.

No quiso correr riesgos. No le interesó, en lo más mínimo, sufrir un contratiempo. Si eso significaba perder frente a O’Higgins, pues se perdía. Total, es el cálculo blanco son puntos que se pueden recuperar en el camino considerando que el torneo está recién empezando.

Perder frente al “Tomba”, en cambio, no tendrá una oportunidad de revancha.

En ese contexto, el plan B de Colo Colo en Rancagua fue total, al punto que apenas dos titulares estuvieron en la ciudad histórica —Brayan Cortés y Alan Saldivia—, pero ninguno pisó el campo de juego.

Ajenos al pensamiento de su rival, los celestes jugaron como si de la final del mundo se tratara. “Estudiamos que jugaban mucho por el centro, los esperamos por ahí y buscamos salir rápido de contra”, enseñó Bryan Rabello, autor del único gol de la tarde y probablemente el mejor de todos.

Juan Manuel Azconzábal, el estratega local, analizó los movimientos del Cacique y tuvo muy claro cómo cortar los circuitos. Había que bloquear el medio y así fue; claro, sin menospreciar, no es igual frenar el trío César Fuentes-Vicente Pizarro-Diego Plaza que el de los estelares Esteban Pavez-Leonardo Gil-Arturo Vidal.

Ninguno de los que actuó en El Teniente tuvo una buena tarde, porque fueron superados por los volantes de O’Higgins (Camilo Moya también mereció aplausos). Por si fuera poco no hubo auxilio de los externos: Matías Moya buscó desnivelar, pero siempre perdió y Jeyson Rojas, casi siempre lateral, pero nunca un ‘7’, terminó anulado y con el correr de los minutos volvió a su posición natural.

Emiliano Amor, capitán popular, tenía claro que su equipo había quedado en deuda. “Es un trago amargo, porque pudimos hacerlo muchísimo mejor. No estuvimos al nivel de Colo Colo; hay que seguir dando el 100, nos faltó mucho fuego, perdimos duelos ofensivos, defensivos. No pudimos repetir la idea de salir jugando, ellos se replegaron bien y no pudimos contrarrestarlo. ¿Si influyó que se cambiara todo el equipo? No dependemos de 11, somos 25, y tenemos que estar todos a disposición. Para jugar en Colo Colo tenemos que estar todos predispuestos; tuvimos la oportunidad y no la supimos aprovechar. Hay que mejorar mucho respecto a lo que hicimos acá. Hay que ser mas intensos y seguir metiéndole ganas en los entrenamientos”.

Dura autocrítica, pero real.

“Tenemos pocos partidos en el cuerpo, llegamos a las cinco de la madrugada del viernes y no quería correr riesgo de lesiones. También necesitaba ver a los demás y tenía plena confianza. Viendo el resultado tampoco pienso lo contrario. Duele la derrota, obviamente. Tenemos cosas que mejorar sin duda; yo tengo que tomar decisiones y evaluaciones, como equipo tenemos que ajustar algunas cosas. A Colo Colo siempre le van a querer ganar y tenemos que estar a la altura”, se excusó Almirón.

Sin circuitos ni sucesión de pases, al equipo albo le costó generar peligro. Salvo un zafarrancho, donde la pelota iba y venía, y se cruzaban camisetas de ambos colores, Nicolás Peranic tuvo una tarde tranquila. Su colega Fernando de Paul sí utilizó más los guantes, y de hecho estuvo brillante para detener el primer remate de Rabello, pero nada pudo hacer en el segundo.

Octavio Bianchi desperdició el segundo, después de un buen atrevimiento de Martín Maturana, y el citado De Paul opuso su humanidad para responder a un remate de Leonel Mosevich.

O’Higgins registra campaña perfecta, porque en la fecha inicial superó a Deportes Copiapó, y Colo Colo entregó el invicto de la temporada, aunque la derrota será nada más que un mal recuerdo si la ilusión copera sigue viva. La Libertadores es el botín dorado.

Ahí está centrado todo el esfuerzo, toda la esperanza y todos los sueños.

Pese a que horas antes del compromiso la cuaterna arbitral revisa las indumentarias de todos los jugadores, hay veces en que se les escapa algo. Y así sucedió en Rancagua: Héctor Jona, el cuarto, tuvo que ir donde el meta albo para decirle que debía cambiarse o sacarse las calzas, porque eran negras y no correspondían al color del short (una especie de morado). A De Paul no le quedó más alternativa que ir a camarines y desprenderse de la prenda en cuestión, lo que demoró el inicio de la jornada en un par de minutos.

Antes de que comenzara el partido, se realizó un breve pero emotivo homenaje en memoria de Eduardo Peña, exdirigente de las series menores del club celeste, fallecido el 30 de diciembre del año pasado. La hinchada celeste respetó el homenaje que estuvo a cargo de un hincha que tocó la trompeta. Además de sus labores dirigenciales, Peña fue representante de varios jugadores famosos de décadas pasadas, la mayoría surgidos del club rancagüino: Nelson Tapia, Fernando Cornejo, Alejandro Osorio, Jaime González, Aníbal González y José Luis Muñoz, entre otros.