La Corfuch se reactiva con una lejana ilusión: recuperar el fútbol de la U
Más de 200 socios se reunieron para sentar las bases del renacimiento de la corporación que quebró en 2005, para dar origen a la concesión de Azul Azul en Universidad de Chile.
La quiebra de la Corporación de Fútbol Universidad de Chile en 2005 dio origen al traspaso de los derechos federativos del club a una sociedad anónima, Azul Azul. Sin embargo, el contrato de la concesión tiene fecha de término, en 2052; momento en el que la Corfuch espera reaparecer en el horizonte del conjunto universitario. Un camino de larguísimo aliento, pero que ayer dio sus primeros pasos.
Cerca de doscientos socios llegaron a la primera citación en el Aula Magna del Liceo Experimental Manuel de Salas, por lo que en enero se votarán los primeros cambios necesarios para la activación de la corporación y se dará inicio formal a un derrotero que depende en gran parte de la adhesión masiva que logre generar la corporación.
La Ley de Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales es el gran escollo inicial. “Las organizaciones deportivas que otorguen concesión (...) suspenderán completamente sus actividades por el tiempo que dure la concesión”, establece la norma, por lo que la Corfuch sólo podría operar con su giro “social y cultural”, hasta que haya una reforma en el Congreso o termine el plazo de Azul Azul.
Pero lo primero es la reactivación de una base de más de 8 mil socios históricos, que deben pagar sus cuotas para tener voz y voto (se votará una amnistía general a 17 años de los últimos pagos), y eventualmente reelegir una directiva para la agrupación, que hoy sigue encabezada por el ex dirigente Lino Díaz, que fue el último presidente en el cargo y se encuentra radicado en el extranjero.
“La asamblea es uno de los pasos necesarios y relevantes para la reactivación y regularización del funcionamiento de la corporación, compromiso que asumió este directorio con los socios e hinchas el 2019, luego del sobreseimiento definitivo de la quiebra”, explicó Raúl Farfán, timonel subrogante de la Corfuch.
La intención de los articuladores del movimiento es conseguir una base de adherentes que les permita iniciar conversaciones con otros estamentos, como la casa de estudios o la misma concesionaria, con el fin de validarse como un ente formal que eventualmente pueda recuperar los derechos federativos al término del ciclo de Azul Azul. O antes, si se diera el caso.
“Recuperar los derechos de las y los socios plantea un tremendo desafío, hay mucho en qué trabajar, pero también hay motivación, porque la Corfuch es el único camino para volver a ser club”, puntualizó Ignacio Irribarren, integrante de agruupación de socios y socias de la corporación.

Nicolás Olea
es colaborador de Deportes El Mercurio, periodista de la Universidad Católica, coberturas en Copas del Mundo, Copas América y otros torneos nacionales e internacionales. Escribió tres libros.