Si hay que encontrar un hecho bisagra en la primera semifinal del US Open entre el italiano Jannik Sinner (1°) y el británico Jack Draper (25°), fue un vómito.

Octavo juego del segundo set, Draper está 4-3 arriba y esperando el servicio de Sinner en deuce y el británico regurgita. Es solo líquido, pero es la señal: Draper, quizá por fatiga, por la alta temperatura y humedad o por algún malestar estomacal, está débil.

Y Sinner supo aprovechar ese hecho. El ‘1’ del mundo necesitaba una pequeña ayuda para romper la resistencia de Draper, que no se amilanó ante la exigencia de jugar una semifinal de Grand Slam, y ahí la consiguió. Pudo encarrilar el partido a su favor y sacar la tarea adelante tras poco más de tres horas de juego.

Con el triunfo por 7-5, 7-6 (3) y 6-2, Sinner validó el favoritismo de la previa y se instaló en la final del US Open, rompiendo además una “maldición” para tenistas italianos: dos veces antes hubo uno en semifinales, Corrado Barazzutti en 1977 y Matteo Berrettini en 2019, y ninguno pudo pasar.

Sinner sí lo logró, pero sufrió bastante. Aunque el peninsular intentó imponer su ritmo, Draper se lo impidió, con una altísima intensidad y mucha agresividad en su juego. Sinner pudo quebrarle en el séptimo game, pero su rival no estaba para dejarse avasallar y quebró de vuelta. Con bastante trabajo y en un largo undécimo juego, Sinner capturó el break necesario para abrochar la primera manga.

Y el trámite seguía igual en el segundo, palo a palo entre ambos. Hasta el incidente de Draper.

Hubo un segundo episodio un par de juegos después; entre medio, en el noveno juego, Sinner se resbaló y cayó sobre su muñeca izquierda. Momento médico para ambos, para ver la mano del italiano y la condición general del británico, que quedó con una solución líquida para beber y, eventualmente, afirmar su estómago.

Pero no fue suficiente. Draper acusó en demasía el desgaste físico del inicio, tratando de tomar la batuta del juego y decayó. La inercia propia del juego lo llevó a un tie break que era clave: quizá si lo ganaba, agarraba un segundo aire para afrontar lo que venía. Pero no pasó: Sinner, mucho más entero y sin dolor en su muñeca, no dio chances.

Lo mismo en el tercer set, donde Draper fue un fantasma y su rival pudo jugar un poco más relajado y cerrar con tranquilidad el partido a su favor.

“Somos buenos amigos fuera de cancha con Jack”, dijo Sinner con cierta preocupación sobre su adversario. “Fue un partido físico y traté de mantenerme siempre en juego porque él es muy difícil de vencer”, analizó.

El italiano, que ha recibido un apoyo general del público en Nueva York en medio de la polémica por su doble dopaje, no será el favorito del público el domingo, ya que sí o sí se medirá con un estadounidense en la definición, ya sea Taylor Fritz o Frances Tiafoe, que jugaban anoche. Pero no hay problema para Sinner: “Cualquiera que pase de ellos será un gran desafío. Estoy feliz por llegar a la final, si llego a los domingos en cada torneo significa que estoy haciendo algo bueno”, indicó el ‘1’, que jugará su segunda final de Grand Slam tras Australia 2024, evento que ganó.

Este sábado, en tanto, se define el cuadro de damas: la estadounidense Jessica Pegula (3ª) y la bielorrusa Aryna Sabalenka (2ª) disputan el título. Para la local será su primera final de major, mientras que la europea ya llegó a la definición el año pasado, pero perdió ante Coco Gauff.