Santiago de Chile.   Jue 25-04-2024
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Un viaje a los inicios de Sammis Reyes, el chileno que llegó a la NFL

Para entender cómo un joven de Talcahuano, criado en Maipú, logró convertirse en el primer nacional en firmar por una franquicia de la NFL, hay que volcarse a sus orígenes. Esta semana, Sammis Reyes sorprendió al conseguir un contrato con el Washington Football Team de la prestigiosa liga estadounidense. Su historia sacudió el ambiente: un exjugador de básquetbol, que se cambió de deporte hace apenas dos años y que nunca disputó un partido de fútbol americano en su vida, llegaba al deporte más relevante de Norteamérica. El círculo cercano del atleta reconstruye el largo camino que tuvo que recorrer antes del éxito.
Foto: facebook
Diego Aguirre Diez17 de abril, 2021
El martes pasado, Sammis Reyes estaba en un gimnasio de básquetbol de la ciudad de Washington, Estados Unidos, cuando recibió un llamado que lo hizo sentarse: le avisaron que el Washington Football Team, equipo de la prestigiosa NFL, había decidido ficharlo. El deportista de 2,01 metros no aguantó las lágrimas y en plena cancha se abrazó con su padre, Daniel, y sus dos mejores amigos, Kenneth Padilla y Matías Ahumada, quienes viajaron a acompañar a Reyes a Norteamérica. Allí, con su grupo más íntimo y ante la noticia más importante de su vida, empezaron a recordar los sacrificios que llevaron al exbasquetbolista a ser considerado en una franquicia de la mejor liga de fútbol americano del mundo.

Reyes no recuerda cuándo se inició en el básquetbol. “Desde que tengo memoria que juego”, ha dicho el deportista. Su madre, Rossana Martel, entrenadora y exjugadora, cuenta que iba a entrenar estando embarazada de su único hijo, y que a las dos semanas de haber nacido Sammis ya estaba dando vueltas en su coche alrededor de una cancha.

“Nació en una cancha de básquetbol. Yo jugué este deporte, y su padre y abuelos también. Cuando fue creciendo, me pedía ir a entrenar en los colegios que yo hacía clases, con niños más grandes, y ahí pasaba sus tardes”, dice Rossana.

Los reclamos de los vecinos del barrio de los Reyes-Martel ante los constantes ruidos provocado por los botes de la pelota del pequeño Sammis no amansaron las ganas del enérgico joven. El primer aro de básquetbol que tuvo en su casa fue obra del propio deportista: el niño amarró un neumático arriba de una escalera y eso sirvió para improvisar una cancha. Reyes tenía apenas diez años.

“Desde los nueve años que Sammis me decía que quería conseguir una beca en otro país, irse a jugar básquetbol fuera de Chile, y que tenía que darle permiso si eso pasaba. Me lo repetía todos los días. Me decía que quería llegar a la NBA”, recuerda la madre.


El alero disputó todos los torneos juveniles de importancia en Chile: en la foto, jugando la Copa Pancho de Valparaíso con la camiseta del Boston College. Fue una de las figuras del certamen internacional. Foto: El Mercurio de Valparaíso


A esa edad (9) se integró al club Boston College de Maipú, ubicado cerca de su casa. “Apenas llegó me di cuenta que sería un gran deportista. Era muy disciplinado y le encantaba entrenar. Un poco después empezó a desarrollar la parte atlética de una forma increíble. Hacía volcadas con el balón a los doce años, cuando ningún niño de su edad podía. Era un superdotado. No me sorprende lo que ha logrado, siempre decía que quería llegar a lo más alto, y llevar su capacidad al límite. No dejaba de preguntar y quería aprender todo. Se esforzó mucho”, apunta Patricio Miranda, exentrenador del club capitalino y uno de los formadores de Reyes.

No demoró en destacar: su capacidad goleadora y físico extraordinario lo llevó rápidamente a ser convocado a las selecciones menores de Chile. A los once años recibió la primera citación.

“Era muy competitivo. Me acuerdo que con trece años hacíamos competencias de press banca (ejercicio de pesas) en el Centro de Entrenamiento Olímpico, igual como en los videos de las pruebas de la NFL que se publicaron hace unos días. Nos ganaba a todos en la selección, aunque yo le hacía pelea. Ahora es una bestia, imposible ganarle (ríe)”, recuerda Ricardo Cárdenas, excompañero de Reyes en la roja.

Eugenio Luzcando, otro excompañero de Sammis en la selección juvenil, agrega: “Desde niño que era un deportista atrevido. Una persona que no solo pensaba las cosas que quería hacer, sino que actuaba y buscaba cumplir sus objetivos a toda costa. Era el líder en los equipos que estábamos, el que tenía más corazón, y el más ambicioso”, señala el basquetbolista.

El chileno-panameño, quien también se formó junto a Reyes en el Boston College, cuenta una anécdota que lo marcó. “En la selección una vez hicimos un ejercicio grupal, donde cada uno debía decir cómo se proyectaba ese año. Todos dijimos lo típico, que queríamos mejorar en nuestro juego y cosas así. Sammis fue más allá: dijo que quería ser campeón en el sudamericano sub 15 que teníamos ese año, y que quería estar en el quinteto ideal del torneo. No se dio ninguna de las dos cosas, pero te habla de su mentalidad ganadora. No me sorprende lo que ha conseguido”, dice el base.

Reyes empezó a integrar las selecciones menores de Chile desde los once años, siendo titular indiscutido. En la imagen, posa junto a Eugenio Luzcando (izquierda), otra de las promesas de esa generación. Foto: Facebook


En 2010, y con catorce años, Reyes visitó por primera vez Estados Unidos. Fue en una gira con la Sub 15 de Chile. El periplo le cambió la vida. “ A Sammis le marcó mucho ese viaje. Perdimos la mayoría de los partidos, pero pudo enfrentarse con jugadores muy buenos y muy atléticos, y eso lo motivó. Además, pudo conseguir una beca para volver al año siguiente a un colegio en Miami, y ahí se quedó”, relata el técnico argentino Manuel Córdoba, quien estaba al mando de ese plantel.

“Fuimos a ver partidos de la NBA en esa gira y todos soñábamos con irnos a Estados Unidos y jugar allá. A Sammis le brillaban los ojos cuando hablábamos sobre el tema, y finalmente algunos de esa generación pudieron, como él”, añade Cárdenas, integrante de ese equipo.

PENAS Y FRUSTRACIONES


Rossana Martel dice que hace un par de meses se enteró lo mucho que sufrió su hijo cuando llegó a vivir a Estados Unidos. Con quince años, y luego de esa gira con la roja, el deportista recibió una beca y se fue a estudiar y jugar básquetbol a un colegio norteamericano. Sus padres se quedaron en Chile.

“Nos confesó que lloró mucho, que no lo pasó muy bien al comienzo, con poco dinero y sin saber inglés. Él sabía que si me contaba que estaba triste yo iba a ir a buscarlo a Estados Unidos. Hace poco nos contó lo mucho que echó de menos. No supimos en ese momento. Él tenía claro su objetivo y no iba a abandonar sus sueños de ninguna forma”, explica Martel.

La tolerancia a soportar momentos adversos fue una tema que Sammis tuvo que trabajar desde pequeño. En cada derrota o mal cobro de un árbitro— la ira se apoderaba del basquetbolista. “Se enojaba un poco, sí. Las conversaciones en la casa después de una derrota eran sobre eso: que no debía frustrarse tanto, que las cosas no siempre salían como él quería, y que debía controlar su fuerte carácter. Sabíamos que era parte de su proceso de madurez. Le pedíamos a sus entrenadores que lo controlaran, porque como era tan bueno, muchos profes le dejaban pasar esas cosas. No correspondía que yo lo retara en la casa”, comenta la mamá.

En Estados Unidos, Sammis Reyes destacó en su etapa colegial y fue considerado uno de los mejores prospectos del estado de Florida. Foto: Facebook

En una oportunidad, jugando la final del Campioni del Domani por Boston College, Reyes se ofuscó tanto al perder el título frente a Español de Talca en el Stadio Italiano que fue a increpar a los árbitros hasta los camarines del recinto. Tuvieron que detenerlo entre varios compañeros.

“Se le nublaba un poco la mente y no reaccionaba por un buen rato. Sé que ha aprendido de eso y ha madurado. Era testarudo”, cuenta Luzcando.

“Muchas veces esa mentalidad ultra ganadora que tenía Sammis lo llevó a cometer errores y a frustrarse en situaciones complicadas: una vez, por la selección juvenil, se gritó con el entrenador en el camarín, y también estuve en ese Domani cuando se descontroló. Todos sabíamos cómo era: cabeza dura, con un carácter fuerte, pero pienso que finalmente eso le ayudó a llegar donde está”, agrega Cárdenas.

CAMBIO DE MENTALIDAD


En 2014, y con 19 años, Reyes vivió el “momento más difícil de su carrera deportiva”, según ha dicho el propio atleta: una grave lesión en su rodilla derecha lo dejó poco más de seis meses postrado.

“Las lesiones fueron sus mayores frustraciones. Cuando se operó la rodilla esa vez fuimos a acompañarlo a Estados Unidos, porque sufrió mucho. Le sirvió para fortalecer su cabeza. Hubo un antes y después en la vida de Sammis luego de esa dura lesión. Empezó a tener control de su mente y eso fue clave en lo que vino después”, expone Martel, la madre.

“Esa grave lesión en su rodilla fue provocada por una mala indicación de los preparadores físicos de su universidad, y eso le afectó mucho. Pero aprendió de esa caída. Desde ahí se dedicó a estudiar mucho la parte física y guiar sus propios entrenamientos. Pero también le abrió otro mundo, fuera de la cancha de básquetbol, y empezó a leer mucho sobre otros temas: psicología deportiva, cómo trabajar su mente, la disciplina, planificación, motivación, etc. Todo lo que aprende lo pone en práctica. Se volvió un obsesivo del conocimiento”, destaca Kenneth Padilla, mejor amigo de Reyes y ahora manager del deportista.

El momento más difícil de Reyes: una grave lesión en su rodilla lo dejó sin entrenar por más de seis meses. Fue un punto de quiebre en la vida de Sammis, cuentan sus cercanos. En la foto, junto a su madre, Rossana.

Según sus cercanos, ese poder mental provocó que Reyes no sintiera el golpe cuando se dio cuenta que el sueño de la NBA se alejaba. Se dedicó a estudiar y a sacar su carrera universitaria (administración de empresas). Lo hizo con honores. Pero el inquieto Sammis quería más, y se abrió la ventana de cambiar de deporte y probar con el fútbol americano. Una locura, pensando que nunca había jugado un partido oficial en su vida. En dos años consiguió firmar con una franquicia de la NFL, el Washington Football Team, luego de ser invitado a participar en un programa para jugadores internacionales de la liga.

"Reyes se va a triturar para lograr sus objetivos. En una práctica en Florida se dislocó un dedo y le dije que paráramos. Él se vendó la mano y siguió trabajando. Me dijo 'todavía me quedan otros nueve dedos sanos'. Con esa determinación y mentalidad, no tengo duda de que va a llegar”, confiesa Steve Hagen, entrenador de alas cerradas del programa de entrenamiento que se llevó a cabo en Estados Unidos.

“Va a llegar lejos. Y si no le salen las cosas a la primera, va a ir otra vez a buscar su objetivo. Así es la vida de Sammis. No se da por vencido nunca”, suma Luzcando.

“Sé que va a aprender muy rápido el juego. Tiene las herramientas para lograrlo. Será un aprendizaje, pero si le dan las oportunidades, él va a aprovecharlas, como lo ha hecho siempre”, destaca Martel.

Padilla, escudero de Reyes en Estados Unidos, cierra: “Lo que hizo Sammis no es suerte. Cada momento lo aprovecha al máximo, y por eso está donde está. No da un segundo por perdido. Cuando recibió el llamado del equipo de la NFL fue emocionante. Nos abrazamos y lloramos, paradójicamente en una cancha de básquetbol, donde todo empezó. Fue un desahogo para él. Fueron diez años de entrenamientos y recibió su recompensa. No hubo mucho tiempo para celebrar tampoco. Al otro día ya estaba entrenando para el siguiente desafío: jugar y destacar en la NFL”.
Diego Aguirre Diez

es periodista de Deportes El Mercurio desde 2016, especialista en el área polideportiva, cubriendo tenis, golf, rugby, atletismo, básquetbol, entre otras disciplinas.

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