El arco es tema muy sensible en Paris Saint-Germain tras la salida del club de Giannluigi Donnarumma, decisión exclusiva de Luis Enrique, que decidió fichar al meta Lucas Chevalier desde el Lyon a cambio de 40 millones de euros. El asturiano, pese a las irregularidades de su pupilo, lo defiende a muerte. “Cuando fichas un jugador, piensas a largo plazo. No recuerdan cuántos años criticaron a Donnarumma, lo mataban”, expuso, provocativo, el DT hace unas semanas.

El problema es que Chevalier se lesionó el tobillo hace cuatro partidos y apareció en escena el ruso Matvey Safonov, reclutado del Krasnodar hacer dos veranos. Y “Mocha”, como se le conoce al portero de 26 años, jugó el partido de su vida en la final en Al-Rayyan, atajando cuatro penales en la serie de desempate, con mucha intuición y fuerza de piernas para detener los envíos de Pedro y de los zurdos Saúl, Leo Pereira y Luis Araujo.

“Primera vez que veo un portero parar cuatro penales. ¿Si revisaré la titularidad? De verdad crees que es el momento adecuado para hablar eso. Es hora de celebrar este trofeo, felicitar a todos, a los que jugaron, a los que no, y alegrarnos por nuestra afición”, soltó Luis Enrique.

“Parece que el arquero hubiese visto nuestro entrenamiento”, siguió, descolocado, Filipe Luis, DT del “Fla”.

“Le dimos las gracias después del partido”, admitió el lateral Nuno Mendes. “Él (Safonov) es una persona realmente genial, que se ríe con todos”, añadió el portugués. “Matvey estaba listo, esperando este momento y demostró su calidad”, enseñó Warren Zaïre-Emery, tras el sexto título del PSG en la temporada, que lo ubica a la altura de Barcelona (2009) y Bayern (2020).

La final se estiró hasta lo impensado, porque Flamengo fue capaz de competir ante el mastodonte que tenía al frente. Erik Pulgar le peleó el patio a Vitinha (siempre gravitante, el portugués fue elegido el mejor jugador de la final) y llegó dos veces a posición de gol, primero con un remate y luego con un cabezazo tras un corner.

El antofagastino salió extenuado a los 75’, cuando al partido le quedaba mucha historia. El error de Agustín Rossi en el gol del georgiano Khvicha Kvaratskhelia no tumbó al “Fla”, que emparejó con la impronta de Giogian de Arrascaeta (Marquinhos le cometió el penal del 1-1) y la aceleración de Gonzalo Plata. De ida y vuelta hasta el final, con Ousmane Dembélé en modo despilfarro (no tuvo fineza y elevó su penal).

“Hay que valorar lo de Pulgar, primero porque está en el extranjero y eso ya es muy difícil, aquí muchas veces no se le toma el peso, está en Brasil, que es muy competitivo. Jugar un final de esta envergadura es inusual, pude participar con Vélez en 1994 cuando le ganamos al Milan de Capello, Carlos Bianchi nos preparó mentalmente para esa final, ellos llegaron de traje, nosotros con buzo, en el túnel ya empezaron los roces, el equipo jugó un partidazo, Chilavert, el golazo del “Turco” Asad (2-0). Bianchi admite como anécdota que se olvidó de hacer cambios, me quedé en el banco (…) También la ganaron Alexis Sánchez y Claudio Bravo (ambos con Barcelona). Ya no ganan los sudamericanos porque hace 30 años los europeos eran puro físico, envidiaban la técnica de este lado, pero eso cambió, ahora ellos juegan a uno o dos toques, dan pases fuertes, entrelíneas, se entrenan para jugar 90’ y no 60’”, analiza José Luis Sánchez, campeón del mundo con Vélez.