A las 7 de la tarde
“¡Dolor!” se titula la crónica de la muerte de David Arellano en el diario Los Sports. Después de recordar el periplo de Colo Colo por Europa, es decir España, Portugal y regreso a España, recurre a los signos de interrogación.
La revista “Los Sports” de la empresa Zigzag se especializaba en deportes y salía los viernes. En el número del 6 de mayo de 1927 lograron publicar un recuadro con foto, y en un breve texto la explicación de una noticia que llegó por “el cable con su laconismo” y la edición estaba cerrada, por lo tanto en la próxima revista vendría la noticia en grande y en pleno: en Valladolid, el martes 3 de mayo, murió David Arellano, fundador de Colo Colo.
El club, hace unos días, llegó al siglo; y el momento de la muerte del jugador, en otros pocos días, cumple 98 años.
“Los Sports”, en el artículo de ese viernes 13 de mayo, cumplió lo prometido y fue la portada, tres páginas y un texto principal repleto con frases entre signos de exclamación que destacaban la sorpresa y espanto ante la trágica noticia que ocurrió a los 35 minutos del primer tiempo, choque fortuito con un rival, golpe al estómago y posterior muerte por peritonitis aguda del profesor primario y delantero colocolino de 25 años.
“¡Dolor!” se titula la crónica. Después de recordar el periplo de Colo Colo por Europa, es decir España, Portugal y regreso a España, recurre a los signos de interrogación.
?¿Qué genio maléfico ordenó ese retorno?
?Ninguno. Solo el destino”.
La crónica reproduce lo que se escribió en Valladolid, en especial en “El Norte de Castilla”, un periódico que se fundó en 1854 y hasta el día de hoy existe y persiste. La minucia, emoción y detalle de esos textos no tienen desperdicio. Ni los hechos como fueron, ni la leyenda de cómo debió ser.
Una frase del responso y su esforzada poética.
?“Era el destino adverso, guardameta de la Puerta fatídica, la del umbral seguro que ningún nacido evitará”.
Eran tres los doctores, Cebrián e Igeo le pidieron consejo a Morales, y el trío coincidió en la necesidad “de una peligrosísima intervención quirúrgica”, y para eso, porque era costumbre española, se invitó al párroco de San Lorenzo para el viático y la extremaunción.
Arellano pregunta: “¿Diga, doctor, la intervención será muy dolorosa?”.
Morales o Cebrián o Igeo, a lo mejor los tres, le responden que no y para eso la anestesia, y quizás emplearon los diminutivos que se utilizan en Chile, en casos como estos: esté tranquilito y suelte el bracito.
No se llegó a la operación, porque casi a las 7 de la tarde el paciente se fue por su cuenta y antes de tiempo.
Lo del viático viene del latín vía, y es algo para el camino, es este caso es la hostia y la comunión.
La unción es con aceite bendito en la frente, en este caso, la del joven David Arellano Moraga, profesor, jugador de Colo Colo y un chileno de 25 años que murió en la tarde de Valladolid.
Lo enterraron al día siguiente con carroza y cuatro caballos, vestido de negro, crucifijo entre las manos y semblante sereno.
La señorita Carmen Mendoza, madrina del equipo rival, el Real Unión Deportiva, aportó una magnífica corona de flores.

Antonio Martínez
es periodista y crítico de cine; fue editor de Cultura de “La Época”, jefe de redacción de “Hoy” y director editorial de Alfaguara. Fue corresponsal, desde España, de “Estadio”, y columnista de “Don Balón”. Autor de “Soy de Everton, y de Viña del Mar” (2016), y junto a Ascanio Cavallo, de “Cien años claves del Cine” (1995) y “Chile en el cine” (2012).