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Valiente, fuerte y grande

No se explica Chile sin Colo Colo. Su nombre forma parte del alma nacional, sobre todo en las clases bajas, que encontraron en su emblema y sus triunfos un espacio o un motivo para reconfortar su duro día a día. Esas victorias alegran su vida.
Danilo Díaz18 de abril, 2025
Cien años de Colo Colo, el club más ganador del país. El único que alzó la Copa Libertadores de América, el que trajo a Francisco Platko y la WM, el que fue a buscar a Jorge Robledo para dividir el fútbol chileno entre antes y después del “Gringo”. El de la gira a Europa en 1927, con la muerte de David Arellano en Valladolid, un hito fundacional en el desarrollo y crecimiento de la institución de mayor adhesión popular.

El destino propuso que el centenario albo fuera amargo. La muerte de dos jóvenes hinchas en las inmediaciones del estadio Monumental, casi un par de horas antes del cotejo con Fortaleza, por la Copa Libertadores, enlutó los festejos. En la víspera, el fallecimiento de María Fernández, emblemática seguidora, conocida como “María Colo Colo”, quien acompañó por más de 70 años al “Cacique”, acrecienta el dolor.

No se explica Chile sin Colo Colo. Su nombre forma parte del alma nacional, sobre todo en las clases bajas, que encontraron en su emblema y sus triunfos un espacio o un motivo para reconfortar su duro día a día. Esas victorias alegran su vida.

Por eso resultó tan dramática la campaña de 2020, con la definición por el descenso frente a Universidad de Concepción, el 17 de febrero de 2021. Porque a una porción gigantesca de la patria se le acababa un orgullo único, incluso más relevante que levantar la Copa Libertadores. Son demasiados los partidos importantes en el recorrido albo, pero el de esa calurosa tarde en Talca es el más trascendente. Todos jugaron en el Ascenso, menos Colo Colo. Un privilegio que los hinchas atesoran y enrostran.

No fue fácil esta centuria. Las dificultades económicas y administrativas fueron variadas, con intervenciones de la antigua Asociación Central de Fútbol, hasta llegar a la quiebra, fruto de una gestión impropia, desmesurada, carente del mínimo equilibrio.
A pesar de todos esos golpes, el club y su gente —no el lumpen que acorrala— se levantó. Los 34 títulos nacionales refrendan este trayecto generoso.

Desde los números y resultados, el Colo Colo 91 no tiene parangón. Levantó la Copa Libertadores en una campaña donde superó a tres campeones de América: Nacional de Montevideo, Boca Juniors y Olimpia, completando además el tricampeonato local.

En lo estético y sentimental, quienes vieron más fútbol coinciden en que el ciclo 72-73, con Luis Álamos en la banca, es inigualable. Un cuadro que dio espectáculo en todas las canchas, timado en la Copa Libertadores del 73, que dispuso en el ataque a tres de los más grandes futbolistas que dio este medio: Carlos Caszely, Francisco Valdés y Sergio Ahumada.

Enrique Hormazábal no puede obviarse. Sergio Ramírez Banda, recordado periodista de El Mercurio, La Nación y Minuto 90, no se cansaba de mencionar la categoría de “Cua Cuá”. Lo sintetizaba como un volante que jugaba, hacía jugar, anotaba y nunca arrugaba.

El tetracampeonato con Claudio Borghi en la banca está en la memoria reciente, con el mérito de la partida prematura de varios de los componentes del equipo de 2006. Después, la presencia de Esteban Paredes eclipsa todo. Brutal en los clásicos con Universidad de Chile, su figura representó, como pocas, al pueblo colocolino más genuino.

Danilo Díaz

es un comentarista, periodista deportivo y escritor chileno. En 2009 obtuvo el premio de Premio Nacional de Periodismo Deportivo de Chile.

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