Gozaba el Defensores del Chaco. Bajaron los “oles”. Cinco partidos sin perder. Empatando con Uruguay en el Centenario, ganando a Brasil en Asunción y completando la trilogía ante los campeones del mundo. El método de Gustavo Alfaro, eficiencia pura, funciona a tope: perdía y lo dio vuelta: 2-1 sobre la albiceleste.

Partió, claro, abajo. Dos minutos y gol. No de juego, sino de VAR: Enzo Fernández mete un pase de joyero para un control de lujo de Lautaro Martínez, disparo de zurda y a festejar. Pero lo anularon, hasta que el videoarbitraje llamó a Anderson Daronco, el juez brasileño, tras el reiterado análisis de imágenes de una fina habilitación, indicó el centro del campo y pitó la apertura de la cuenta. Ya era el minuto trece.

Pero Paraguay es batalla. De esas incansables. También de pelota muerta, juego aéreo y balonazo al área. Primero Gustavo Gómez estrelló un frentazo seco en el larguero tras un córner, la jugada siguió y un centro concluyó golazo de Antonio Sanabria de chilena, de mágica pirueta circense.

Corrían veinte minutos y Lionel Messi ni asomaba. Perdido en la maraña de piernas y presión de perros guaraní. Apenas un disparo mordido. Paraguay se ordenaba compacto cuando era atacado, y sumaba hasta a Julio Enciso y Miguel Almirón en la faena de obreros para bloquear laterales.

Y cuando Messi apareció con algo de espacio, Omar Alderete le dio un viaje castigado con amarilla. “La Pulga” tuvo que retroceder hasta la zona de los volantes de quite para iniciar la jugada.

Y ya estaba escrito: dos minutos y gol. Pero esta vez al regreso del descanso. Entró Leonardo Balerdi por Cristián Romero y a la primera que fue, foul. Tiro libre al segundo palo con tres paraguayos saltando juntos sin marca, con la cabeza de Alderete para poner la ventaja.

Rodrigo de Paul, a veinte del final, se manda en contra a campo abierto con Paraguay mal parado por una pérdida absurda de Alderete —un taco atolondrado del tosco zaguero— con todo el equipo jugado, y la igualdad que se fue por poco.

Fiereza guaraní y descontrol argentino. Nicolás Otamendi jugó gratis por una agresión con pelota a Isidro Pitta. Pero el duelo estaba armado. Paraguay resistió y ya está en zona de clasificación.