El Indio picó de atrás
Mucho se habló de los 10 puntos de ventaja que exhibía Universidad de Chile. En rigor, eran un espejismo. Los cotejos pendientes del Cacique, por su incursión en la Copa Libertadores, no mostraban la verdad de la tabla de posiciones.
La estrella 34 bajó en el norte. Colo Colo volvió a dar una justa vuelta olímpica en el “Luis Valenzuela Hermosilla”, aunque con angustia inusitada, por el 1-1 con Deportes Copiapó.
Lo hizo a partir de una notable segunda rueda, donde el aporte del argentino Javier Correa fue clave para aclarar un ataque que en el primer semestre no disponía de las variantes que otorga el ex Estudiantes de la Plata.
Relevante Jorge Almirón. Con dos finales de Copa Libertadores en el lomo, su mano se apreció de inmediato. Se adaptó pronto. Las derrotas con suplentes frente a O’Higgins y Ñublense le hicieron entender que en el fútbol chileno las distancias entre los titulares y los de la banca son amplias. De todas formas, en el registro, se aprecian 18 futbolistas que actuaron con regularidad.
Un dato que dice mucho, porque las individualidades definen, pero los planteles marcan la diferencia en el camino largo. Un título que muestra dos resultados inexplicables. Las derrotas en el Monumental frente a Cobreloa y Deportes Copiapó no ofrecen un razonamiento desde la lógica futbolera. Los albos cayeron en casa ante los dos equipos que descendieron, en jornadas donde debieron imponerse, pero carecieron de finiquito.
La participación en la Copa Libertadores galvanizó el funcionamiento, sobre todo en materia defensiva. ColoColo se hizo fuerte en el fondo, con la presencia de Brayan Cortés en el arco, la solvencia de Alan Saldivia, el fervor de Maximiliano Falcón, la simpleza de Emiliano Amor y la regularidad de Erick Wiemberg.
Clave el liderazgo de Esteban Pavez en la mitad de la cancha. “Los equipos se arman desde atrás” es una máxima futbolera que en el caso del campeón 2024 calza a la perfección. Los 21tantos en contra hablan por sí solos, en una estructura que fue la que menos goles recibió.
Mucho se habló de los 10 puntos de ventaja que exhibía Universidad de Chile. En rigor, eran un espejismo. Los cotejos pendientes del Cacique, por su incursión en la Copa Libertadores, no mostraban la verdad de la tabla de posiciones.
Cuando vino el momento de ponerse al día, el equipo no dudó. Ni siquiera la eliminación en la Copa Chile, ante Magallanes, eclipsó el tranco ganador de los albos. Meritorio, porque en un trayecto en el estaba prohibido titubear, el elenco popular ofreció la frialdad de un asesino en serie, más allá de las dudas en la igualdad de ayer.
La interrogante que surge ahora es qué lugar tiene este título en la historia colocolina. Los números son notables. Totalizar 67 puntos, con 21partidos ganados, cuatro empates y cinco derrotas hablan de una campaña brutal. En el juego no fue brillante, pero sí contundente y eficiente. El colectivo sostuvo el andamiaje.
Otro mérito del cuadro de Almirón es que se sobrepuso a la caída en el Monumental ante Universidad de Chile. Perder un invicto de 23 años se vislumbraba como una tragedia. En el balance, apenas quedó como un hito para el registro estadístico. Los azules recobraron su capacidad competitiva, pero les faltó frialdad para cerrar el pleito con Everton, cuando ganaban 1-0.
Lástima el epílogo del campeonato, marcado por las disputas en los tribunales del fútbol. No sabemos cómo terminarán, pero no hay duda de que esos reclamos ensucian la pelota.
Danilo Díaz
es un comentarista, periodista deportivo y escritor chileno. En 2009 obtuvo el premio de Premio Nacional de Periodismo Deportivo de Chile.