Los días partidos
Un equipo que ha sabido ser campeón y que quiere ser campeón, debe tener claro que la programación es infinita, el partido eterno y se juega hasta que el cuerpo aguante.
Colo Colo, a partir de hoy domingo 25 de agosto y hasta días equivalentes en septiembre, enfrenta una programación apretada y exigente, porque son ocho partidos en un mes y por tres torneos: Copa Libertadores, Campeonato Nacional y Copa Chile, y en la agenda figura un viaje a Calama y otro a Buenos Aires, además de otros desplazamientos menores.
Si se dividen los ocho encuentros en 30, queda un partido cada 3,75 días.
Hay que insistir: será un mes agotador, tenso y agobiante para la cabeza y el cuerpo, sometidos a un tren programático de duelos futbolísticos, entrenamientos, logística y viajes.
Sus familias no les van a ver el pelo, y los días de descanso casi no se cuentan, así que mejor ni los cuenten. ¿El 18 largo y la semana festiva? Mejor no piensen en ella. ¿Asados, chicha, empanadas, choripán, vino navegado? Pongan la cabeza en otro sitio.
Colo Colo, para decirlo en términos bélicos, estará concentrado y a ritmo de combate y redoble de tambores.
En ese clima sofocante algunos jugadores no aguantarán el trajín de los días, la dureza de los partidos sumados y la carga de entrenamientos.
Es probable que cedan los músculos, haya cortocircuito de ligamentos, sufra el cartílago y tiemblen huesos y huesitos de rodillas y tobillos.
Pero Colo Colo, para que no haya confusiones, debe estar feliz.
Contento con su suerte, la programación que les tocó y esos ocho partidos por delante, porque para eso trabajaron durante el año, para llegar a esta situación de exigencia máxima, alto nivel, sangre, sudor y lágrimas.
Si un equipo quiere ser grande y competitivo debe cumplir con cuestiones obvias: avanzar en cuanto torneo pueda y eso implica jugar en varios frentes sin quejarse ni denunciar cosas raras, porque así se pierde por adelantado.
Una llave se remonta, se supera una fase de grupos, se acumulan puntos en un torneo largo, y eso implica otro paso y otro más, siempre será así: una suma esfuerzos, cansancio y dificultades. Se juega para seguir jugando más. No menos.
Un Colo Colo previamente eliminado por la Copa Chile son seis partidos en 30 días y no ocho. Si se divide por el mes, la cifra es de uno cada cinco días. Mucho más descansado.
Si además Colo Colo hubiera quedado eliminado de la Cola Libertadores, en ese caso, no son más de cuatro y no seis. Un partido cada semana. Relajado y totalmente descansado.
Colo Colo debe estar feliz con una programación que construyó el propio equipo, con sus peldaños, juego, triunfos y aspiraciones.
Un equipo que ha sabido ser campeón y que quiere ser campeón, debe tener claro que la programación es infinita, el partido eterno y se juega hasta que el cuerpo aguante.

Antonio Martínez
es periodista y crítico de cine; fue editor de Cultura de “La Época”, jefe de redacción de “Hoy” y director editorial de Alfaguara. Fue corresponsal, desde España, de “Estadio”, y columnista de “Don Balón”. Autor de “Soy de Everton, y de Viña del Mar” (2016), y junto a Ascanio Cavallo, de “Cien años claves del Cine” (1995) y “Chile en el cine” (2012).