Santiago de Chile.   Sáb 27-07-2024
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Gobierno abre proceso contra la ANFP por fallas en la Supercopa e IND cifra daños por $100 millones

Destrucción de 300 butacas, quemaduras en la pista atlética nueva, rotura de dos tablones en el Memorial. No funcionó el operativo de contención en la galería norte. Y la violencia ganó de nuevo. “Es un partido puntual, de una hinchada puntual, hechos aislados”, dijo Pablo Milad, presidente del fútbol. “Hay seguros”, añadió.
Antonio Valencia12 de febrero, 2024
El día después del desastre, el sector norte del Estadio Nacional aún muestra sus vestigios.

Tres cartuchos rojos de bengalas ruedan con el viento. Los frena un trozo de cemento usado como proyectil. Aún permanecen dos grandes rejas utilizadas como puente para cruzar el foso del coliseo y llegar hasta la pista de atletismo, y dan las claves de las gruesas fallas en el montaje del enrejado.

El dispositivo de contención hizo agua.

Los paneles de dos por tres metros usados como puente estaban apenas amarrados con unas vueltas de alambre nada difíciles de girar y sacar con las manos: la fiscalización del anclaje brilló por su ausencia. De ahí sacar los pocos alambres para desmontar la placa completa y atravesarla sobre los bordes del foso profundo bastaban solo un par de pasos.

Así cruzó la horda. Al menos esa fue una de las formas.

Ya en la pista, otras rejas de contención desmontables se levantaban sobre una base de cemento: levantaron las rejas, los bloques quedaron descubiertos y a disposición de ser reducidos a peñascos.

Al cabo, más de 300 butacas destrozadas, 100 metros cuadrados de pista de atletismo deben ser reemplazadas por diversas quemaduras por bengalas, 25 metros cuadrados de rejas perimetrales afectadas, dos tablones de la escotilla 8 partidos en dos.

El informe del Instituto Nacional de Deportes (IND), administrador del Estadio Nacional y que ayer abrió las puertas del recinto a la prensa, cifró los daños en $102.501.171, dinero que, advierten, debe cubrir la Federación de Fútbol de Chile, organizador de la Supercopa.

No es el único cargo que deberá enfrentar la ANFP.

La delegación presidencial anunció, junto a las querellas contra los vándalos, el inicio de un proceso sancionatorio con el organismo que rige el fútbol pues, ante la ley, es el ente privado responsable de la organización y la seguridad del espectáculo que, cuando Colo Colo ganaba 2-0 a Huachipato, fue suspendido faltando unos 10 minutos.

El pitazo del réferi Cabero sentenció el sonado fracaso del operativo jamás visto en el Estadio Nacional, según anunció en la víspera la ANFP. Más de mil funcionarios en diversas funciones operacionales, 420 guardias y más de 50 efectivos de seguridad equipados con cascos, bastones y escudos. Debutaba el Registro Nacional de Hinchas (RNH) con biometría. Y más de tres mil rejas sobre la pista atlética del coliseo para contener a los barristas de Colo Colo.

Pero, está dicho, no funcionó. Falló.

Los barrabrava pasaron. Cruzaron la fosa –salvo uno, que antes del partido cayó al fondo de cabeza-, pero casi un centenar se filtró igual a la pista y se generó un pasillo entre vallas dominado sin control por los hinchas albos. Colocaron lienzos no autorizados, rompieron rejas, sacaron fierros de las vallas, lanzaron trozos de concreto, de butacas y del piso plástico protector, a los agazapados guardias de negro.

Hubo fuego en la pista atlética. Una bengala sobre un resto de butaca terminó quemando la pista atlética. Así en dos o tres sectores. No se puede parchar, sino sacar el paño completo. De ahí que la pérdida se estima en 100 metros cuadrados de la flamante carpeta de estándar olímpico estrenada en los Panamericanos


El entretiempo fue un caos, cuando piquetes de carabineros arremetieron hasta lanzando gases para desalojar el lugar en la pista donde los forofos nunca debieron estar. La Supercopa casi se suspende en el descanso. A esa altura se reportaban cinco carabineros heridos, además de un par de guardias.

Y ya suspendido, un incendio justo al lado del Memorial de las víctimas de la dictadura, sitio que resultó con dos tablones quebrados.



Seis guardias y siete carabineros lesionados, un hincha conectado a ventilación mecánica –el que cayó al foso-, cuatro detenidos en el estadio fueron pasados a la fiscalía por flagrancia: dos por pirotecnia, uno por desórdenes y otro por golpear a un carabinero. Otros cuatros fueron apresados antes del partido por tener órdenes de detención vigentes de otros delitos.

Sobre el descalabro opinó, a media tarde, Pablo Milad, presidente de la ANFP. Anunció querella contra los violentos cuya identificación dependerá de las cámaras de alta resolución y los análisis biométricos del RNH que era voluntario: solo 13.200 de los 30 mil asistentes al estadio compraron sus entradas adjuntando una fotografía facial.

Milad pidió entonces ayuda al Congreso: “Necesitamos legislación que permita que el registro nacional de hinchas sea obligatorio para poder identificar de inmediato a los que cometen algún tipo de mal”.

Al directivo le preguntaron qué pasó cuando se anunció el mayor operativo de seguridad a cargo de la ANFP nunca antes visto en el coliseo de Ñuñoa. Y contestó: “Este partido no es extrapolable a la realidad del fútbol chileno. Este es un partido puntual, con un hinchada puntual, son aislados los hechos de esta envergadura”.

Milad también sostuvo que hay seguros comprometidos. Y los minutos que faltan de la Supercopa se jugarán sin público. No se sabe día ni recinto. Lo único seguro, es que no será en el Estadio Nacional.
Antonio Valencia

es redactor de Deportes El Mercurio.

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