El accidente automovilístico que protagonizó Leandro Fernández en Buenos Aires alteró la interna de Universidad de Chile. El delantero chocó el sábado mientras conducía en estado de ebriedad y fue detenido por la policía, luego de que intentara escapar del lugar, según la prensa argentina. El alcotest arrojó 1,62 gramos de alcohol por litro de sangre.

“Sé que cometí una falta muy grave y agradezco que no haya pasado a mayores, que la otra familia involucrada (una madre y su pequeña hija) no sufriera lesiones. También estoy al tanto de la sanción que puedo recibir acá en el club, estoy a disposición de lo que decidan. Hoy (lunes) me paré frente a mis compañeros y les pedí disculpas, tanto a ellos como a la gente del club. Esta situación que me sucedió daña la imagen del club, es una imagen que no queremos dar y asumo toda mi responsabilidad. Quería pedirle mil disculpas a toda la gente y al hincha de la U”, manifestó Fernández a través de un video difundido por el club.

A esas alturas el DT Mauricio Pellegrino ya había conversado largo con el futbolista, primero en el vuelo en el que coincidieron desde Argentina a Santiago (los universitarios tuvieron libre el fin de semana) y luego en el mismo Centro Deportivo Azul (CDA), mientras que el gerente deportivo, Manuel Mayo, estuvo en constante comunicación con el atacante, con quien se reunió este lunes.

Desde el CDA cuentan que la molestia es tranversal, en especial de Pellegrino, quien apostó por Fernández y lo pidió como refuerzo.

Entre el cuerpo técnico y la gerencia deportiva definirán el castigo para el jugador, quien podría quedar fuera del partido por Copa Chile frente a Chimbarongo (domingo, 16:00 horas en Valparaíso) o ante Audax Italiano, cuando se reinicie el torneo nacional. Otra opción es una multa. la que iría en beneficio de la “Casa Azul”, donde alojan cadetes de la U, replicando lo hecho en su momento con Yonathan Andía, quien donó diversos implementos para renovar el lugar de acogida luego de haber sido detenido por manejar con los documentos vencidos y negarse a realizar la alcoholemia de rigor en julio del año pasado. Esa vez el lateral también fue castigado: quedó fuera del encuentro ante O’Higgins.

“Se están viendo todos los antecedentes para definir qué hacer. Hubo otros casos el año pasado, los que se sancionaron deportivamente. Operar distinto ahora no sería bien visto”, aseveran desde la mesa directiva estudiantil.

Otros problemas en la U los protagonizaron el año pasado Junior Fernandes y Pablo Aránguiz. El primero no entrenó el domingo 17 de abril tras participar en una fiesta familiar, mientras que el segundo se vio envuelto en un incidente en un evento con un guardia de seguridad en octubre. En ambos casos, y con distintos entrenadores, fueron sancionados con una fecha fuera de la citación del equipo.

“Lo primero que uno hace es tratar de hacerle entender al grupo que la libertad de uno termina donde empieza la del compañero. Los equipos se forman a partir del respeto hacia los demás y dejar de lado lo personal por un bien común, por un bien superior. Uno puede tener las mejores intenciones, pero uno a veces no puede controlar ese entrenamiento invisible que hacen los futbolistas, que cuando salen del club tienen que hacer en su casa, en la vida pública. Tienen que entender que son un ejemplo para los jóvenes, tienen que ser un ejemplo para los hinchas y que también representan en todo momento una identidad, una camiseta, a una institución”, había dicho Pellegrino el 14 de diciembre, en su presentación, al momento de ser consultado sobre lo que piensa para este tipo de indisciplinas.

En esa misma ocasión el DT agregó que “una de las prmeras cosas que he hablado es que el club tiene que tener un reglamento que contemple todas las cosas: faltas chicas, medianas, graves que se puedan tratar y todos tienen que estar convencidos de que acá somos profesionales y que debemos dar el ejemplo”. Ahora, Pellegrino y la U tienen la palabra.