Este proceso ha sido el triunfo de la “izquierda decolonial”. Una radicalización que no se esperaba.

El nuevo síndrome de las víctimas que son héroes es también una autodefensa contra la crítica, la reflexión y la historia.

Existe una mayoría política que busca imponer un nuevo Chile, un nuevo sistema político y una nueva justicia.

El pluralismo jurídico indígena, las autonomías territoriales y el desprecio al capitalismo, al liberalismo y a esa sucia palabra mercado, son las ideas y anhelos de esta nueva corriente decolonial.

El frenesí identitario de refundar la modernidad se une a la ansiedad, vocación y voluntad de poder de un sector de la izquierda.

"El ideal del buen salvaje nos acompaña desde el siglo XVIII. Su atractivo es innegable, pero sus consecuencias pueden ser nefastas".

"El derecho sobre lo propio no es lo mismo que imponer lo propio como un derecho".

"El riesgo está en la contumacia de los que creen saber lo que es mejor para los demás, de los elegidos que quieren elegir por todos".

El de antes se enfrenta al de ahora. Y el de ahora entiende que ya dejó de ser el de antes. Ese será el gran dilema de Boric.

"En esta nueva transición han regresado algunos fantasmas... Pinochet y el comunismo estarán muy presentes".

"Si en algo se parecen ambos candidatos es en la desprolijidad de sus programas. Rayan en lo ridículo".