“Hay derrotas preocupantes y derrotas que no digo que tranquilizan, pero de las que sí hay que ocuparse”, fue el discurso de Gustavo Álvarez después del 0-3 ante Estudiantes de La Plata hace una semana.

Consecuente, el técnico trasandino se ocupó. Y cinco son los jugadores que salen respecto al equipo que arrancó ante los “pincharratas”: Nicolás Ramírez, Gonzalo Montes, Israel Poblete, Nicolás Guerra y Lucas di Yorio.

“Está dentro de los privilegios que tiene un entrenador de buscar alternativas”, señala César Vaccia, artífice del bicampeonato de 1999-2000 ganado por la U.

“Me parece extraña la salida de Guerra, porque siempre lo mantuvo, pese a la presión de la gente por sacarlo, aunque estaba saliendo en los segundos tiempos. Lo de Ramírez era esperable. Álvarez puede pensar que como Carabobo es un equipo ‘más débil’, con dos jugadores más rápidos, más potentes, como Rodrigo Contreras y Leandro Fernández, podrá encontrar una solución ofensiva. Altamirano es un buen jugador, está tomando ritmo de juego, será un aporte”, profundiza.

Para Héctor Pinto, técnico del plantel campeón en 2004, “Álvarez aprendió de los errores individuales cometidos en defensa, que terminan afectando el tema colectivo. Hubo poca sincronización; en el tercer gol de Estudiantes, por ejemplo, la defensa estaba demasiado abierta, todos en ataque y no salieron con marca, un principio básico: salir a campo rival con marca. Carabobo es un rival fácil para jugar. Por jugadores y fútbol la U tendría que manejar el partido”.

Y explica: “La U tiene todo para ganar. Allá, en Venezuela, le faltó querer ganar. Como que se conformó con el empate, debió ir por más… Me gustan los cambios que hizo atrás, es un equipo más ofensivo, de ataque. Cuando Fernández juega bien, concentrado, es importante, pero tiene que dedicarse a jugar. Imaginé que Di Yorio seguiría de titular”.

“Me gusta Contreras, le tenía fe, aunque todavía no ha rendido lo que puede. Cuando estaban buscando un ‘9’ pensé que era el delantero para la U. Y con Fernández se gana en remate, porque Carabobo se va a meter atrás o la U lo va a meter atrás”, piensa Víctor Hugo Castañeda, volante del equipo que ganó los torneos de 1994 y 1995.

“Él lo ha dicho y ha sido consecuente: no hay nadie más importante que el equipo. No con esas palabras, pero el tema colectivo está por sobre las individualidades. El plantel es competitivo, le da variantes distintas. Contreras, por ejemplo, define en espacios reducidos, aguanta más que Di Yorio, no da pelota por perdida y le puede quedar un rebote como le quedó ante la UC. En el medio, Israel Poblete lo venía haciendo bien, pero Javier Altamirano le puede dar más vértigo en espacio reducidos; Poblete tiene más recorrido, pero piensa que no lo va a necesitar y sí necesitará el pase filtrado”.

Si la U gana llega a los 10 puntos y, aparte, recibirá US$ 330 mil bajo el concepto de “mérito deportivo”. No es todo: el triunfo y el empate la asegura en Copa Sudamericana, panorama que podría ser todavía mejor en el caso de que Estudiantes derrote a Botafogo, el miércoles, porque ahí habrá clasificado a la ronda de eliminación directa de la Libertadores.

De lo contrario, se jugará todas las cartas ante los brasileños en Río de Janeiro, en la última fecha.

Cierra Vaccia sobre el desafío con Carabobo: “La lógica dice que un equipo venezolano buscará hacerse fuerte en defensa y apostar a la contra. Eso permitirá que la U tenga posesión de balón y en algún momento hará el gol. Se necesita un buen dispositivo defensivo cuando perdamos el balón, porque son jugadores rápidos. Hay que tener confianza, pero no excesiva. Ese es el panorama ideal… Ahora, si el DT de Carabobo repite el partido que hizo Estudiantes, con presión alta, en la salida de la U, será complicado. Pero eso necesita gran trabajo físico, solidario y dinámico, y no sé si los venezolanos estén preparados”.