Santiago de Chile.   Mié 30-04-2025
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Byron Nieto: “El esfuerzo es parte del proceso de un futbolista que viene de la población”

Tenía 12 años cuando se probó en la UC y le fue bien. Tiempo después, sin embargo, lo dejaron ir porque era chico. Pensó en estudiar, pero apostó una última ficha: Barnechea. Quedó y volvieron los interminables recorridos en micro: dos horas de ida, dos de vuelta. Antofagasta lo recibió con los brazos abiertos, aunque su madre sufrió lo inimaginable. Hasta que por fin el sueño cumplido: volver a San Carlos.
Foto: Héctor Aravena
Raúl Neira15 de enero, 2023
Byron Nieto sabe perfectamente en qué consiste la famosa vuelta larga: diez años pasaron entre la primera vez que llegó a San Carlos de Apoquindo, un adiós con dolor y el regreso tan deseado.

La historia es así.

“De chico fui hincha de la UC. Siempre me gustó el equipo, porque peleaba arriba y estaba en copas internacionales. Me vine a probar a los 12 años y quedé en la Sub 13. Estaba en una escuela en Recoleta, con el ‘profe’ Luis Lee-Chong, y fue un cambio grande. Me enseñaron todo, desde lo básico, lo humano, te culturizan futbolísticamente. Siempre es con diversión, porque uno igual es chico, pero a medida que uno crece ya es con más responsabilidad. Estuve hasta la Sub 14”, dice el relato.

—¿Qué pasó ahí?

“A mi papá le dijeron que no seguí por un tema de porte. Que era muy chico. Y al tiempo pegué el estirón, jeje… Después, por cosas de la vida, me volví a topar con el profe (Arturo) Norambuena, que había sido mi técnico y el que no me dejó, y pasé a ser uno de sus regalones”.

Nieto reaccionó con madurez. Aceptó el golpe, pero no buscó una revancha inmediata. “Es que igual los viajes eran un gasto alto para nosotros. Somos de una población, entonces la locomoción nos salía bastante. Y a mi familia le dije que quería estudiar, que quizás más adelante lo intentaba de nuevo. Por esos días vivía en Colina y unos amigos me dijeron que me probara en otro equipo. Yo jugaba por el colegio, en el barrio, y les decía ‘no’, ‘no’, ‘no’ y ‘no’. Estaba medio resignado. Pero ellos me motivaron a jugar y fuimos a probarnos a Barnechea. Estaba el ‘profe’ Jorge Contreras, el ‘Coke’ y me dejó. Lo curioso es que me dejaron solo a mí y no a mis amigos, jejeje… Entonces tenía que ir solo desde Colina a Barnechea, traslados largos, como antes iba de Recoleta a San Carlos”.


Empezaban nuevamente los sacrificios. “Como el colegio no me daba permiso para salir antes, tenía que hacer todo rápido. Salía a las 3 y media, y entrenaba a las cinco. Me iba rápido. Comía algo en el camino, porque no daba el tiempo. Muchas veces mi papá pedía permiso en la pega para acompañarme, mi mamá igual. La vuelta era cansadora, llegaba a las 10 de la noche a la casa. Muerto”.

Nieto dice que así vivió varios años. “De Colina o Recoleta los trayectos eran cansadores, pero el esfuerzo es parte del proceso de un futbolista que viene de una población. Soy de la Avenida Chile, que queda entre la 20 de mayo y la Santa Ana. Dicen que es complicada, como toda población, pero como a mí me conocen no encuentro que sea peligrosa. La gente que va sí la encuentra peligrosa”.

—¿Cómo fue la vida en Barnechea”.

“Buena. Me mandaron un tiempo a préstamo a Recoleta, donde maduré bastante. Entonces cuando volví tenía más ritmo y se me hizo más fácil. Ahí estaba el ‘profe’ Norambuena. Recuerdo que en una oficina me dijo que la opción era jugar de lateral, porque Guillermo Soto se iba a Palestino. Yo era volante o puntero. ‘Si usted me quiere poner al arco, voy al arco. No hay problema’, le dije. Jugué todo el año, fui elegido lateral revelación. No me costó, me adapté rápido a la posición. Con tal de jugar y rendir estaba todo bien”.

—Al tiempo partió a Deportes Antofagasta.

“Como familia fue un tema importante. Era la primera vez que salía de la casa. Para mi mamá fue fuerte: al final no quería ir porque no le gustaba devolverse. Viajaba y volvía todo el camino llorando. Lo pasó muy mal. Yo no tuve problemas, porque la ciudad es cómoda, es rico vivir allá. El primer me fue más difícil en cuanto a extrañar a mi familia. Igual llegué a una casa tipo pensión y los tíos se portaron excelente. Nada que decir, un 7. Era como estar en mi casa”.


—La historia no terminó bien, si, porque descendieron…

“Fue una cosa tras otra que fue sumando, sumando y sumando. Nos empezó a afectar en la cancha, nos pasó la cuenta y descendimos. El tema del estadio repercutió. Eran cosas en que los jugadores no podíamos hacer más allá, temas más administrativos. El tema con el alcalde tampoco iba muy bien… Nos complicó mucho el partido con Palestino que no se jugó. Quizás con un empate nos manteníamos”.

A los días de perder la categoría, un bálsamo: la propuesta de Universidad Católica. “Había terminado el torneo y mis representantes me dijeron que había un interés, pero que hasta que no fuera formal no lo podíamos dar por seguro. Me dieron que no dijera nada, pero sentía que se podía dar. Fue una linda noticia, era un sueño volver. Estábamos todos contentos en mi familia: me propuse volver y lo había conseguido. Diez años después, lo logré. Ahora estoy peleando un puesto, queriendo ganarme un espacio. En la posición que sea voy a tratar de aportar siempre; si es bueno para el equipo voy a estar a disposición”.

—En la pretemporada le ha tocado jugar de volante y lateral. Tiene a Mauricio Isla en esa función.

“Es un privilegio estar en el camarín con él. Como persona es extraordinaria, me da consejos. Verlo entrenar como se entrena es agradable. Me pone feliz estar aprendiendo de él”.
Raúl Neira

es redactor de Deportes El Mercurio y especializado en fútbol. Con más de 25 años de carrera, cubrió la Copa Confederaciones de Rusia 2017, la Copa América de Chile 2015, copas Libertadores, sorteos y partidos clasificatorios a la Copa del Mundo.

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