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Editorial
Lunes 03 de diciembre de 2018
Evo arremete de nuevo
Con poco más de 30 por ciento de preferencias en las encuestas, Evo Morales ha inscrito su candidatura presidencial para las primarias de enero, a pesar de que los bolivianos se pronunciaran, en un referéndum en febrero de 2016, mayoritariamente en contra de una nueva reelección. Amparado en el fallo del Tribunal Constitucional, dominado por su partido, que señala que repostularse es un "derecho humano", Evo arremete contra la oposición que ha presentado varias listas de candidatos, y espera tener un buen desempeño en los comicios de octubre próximo.
Sin embargo, el camino de las primarias no está exento de dificultades, porque Morales aprovecha las legítimas diferencias de los opositores para realzar la unidad del bloque oficialista alrededor de su figura y de su partido, el MAS. Este "es un movimiento político imparable frente a los procapitalistas y proimperialistas", se vanagloria Evo, sin reconocer que su popularidad no es la de antes, golpeada por la derrota en La Haya, que probablemente seguirá cayendo al debilitarse la economía.
Aun así, Evo y su compañero de fórmula, el actual Vicepresidente Álvaro García Linera -un político de izquierda radical, cercano a Venezuela y Cuba-, cuentan con que la campaña de las primarias desgaste a sus adversarios y los confronte en luchas políticas que beneficien a su candidatura.
Por ahora, quien encabeza las encuestas es el expresidente Carlos Mesa, unos puntos más arriba de Evo, pero que tras las primarias aglutinaría al espectro opositor en torno a la idea de que no es aceptable que Evo transgreda la Constitución que él mismo promulgó y no respete el veredicto de las urnas, cuando los bolivianos rechazaron una eventual presidencia hasta 2025.
En vista de que los diferentes partidos presentaron solo una dupla para las primarias, son varios los referentes que pidieron la cancelación de estos, por considerarlos una pérdida de tiempo y recursos, pero el ente electoral rechazó el pedido, sosteniendo que la ley obliga. Entre los candidatos opositores destacan, pero mucho más abajo de Mesa y Morales en los sondeos, el expresidente democratacristiano Jaime Paz Zamora y el liberal Óscar Ortiz.
Si bien las primarias son un ejercicio democrático útil cuando hay más de un postulante por sector, se tornan prescindibles si los electores solo tienen a un binomio para elegir. Es natural que los partidos pretendan que sus líderes se midan en las urnas, pero más útil hubiera sido, en un caso como el que se presenta en Bolivia, que los candidatos de oposición llegaran a acuerdos previos para unir fuerzas y tener mejores posibilidades de derrotar a Evo Morales en octubre.
Lo positivo de estas primarias es que si no se producen fraudes y se logra autentificar el padrón electoral, los candidatos tendrán una medida objetiva de sus fuerzas y podrán prepararse y organizar una campaña proactiva con el mejor candidato para el verdadero duelo que serán las elecciones presidenciales.
El 2019 será un año cargado de lucha política que tendrá a Evo utilizando la maquinaria del gobierno para asegurar su perpetuación en el poder.
Georgia en la frontera del "imperio ruso"
Una francesa de nacimiento será la próxima Presidenta de Georgia, la exrepública soviética que se independizó luego del derrumbe de la URSS y que fue invadida por Rusia, en 2008, para impedir que se acercara demasiado a Europa y a la OTAN. Tras el conflicto, y mientras gobernó Mijaíl Saakashvili, Georgia mantuvo una tensa relación con Moscú, hasta que asumió el poder el partido del actual gobierno, y al que pertenece también la presidenta electa, Salomé Zurabishvili, que predica una política más cercana a Europa y a la OTAN, al mismo tiempo que menos confrontacional con Rusia.
La presidenta electa, exembajadora en Francia y más tarde canciller de Georgia, como buena diplomática, prefiere una postura de no "ofender" a Moscú y normalizar las relaciones con el vecino del norte, rotas desde la guerra de 2008. Sin embargo, sus opositores le critican haber culpado a Saakashvili del conflicto, y por esa voluntad de cooperar con los rusos.
Unas elecciones en un país remoto como Georgia no tendrían más que una importancia anecdótica si no fuera por el papel que juega en la visión geopolítica del Kremlin. Un gobierno más amable con Moscú es importante para cumplir el objetivo estratégico de Vladimir Putin de rodear a Rusia de estados que le sean afines, para alejar lo más posible la influencia occidental en su área geográfica inmediata.
Eso es lo que ocurre con Ucrania, un país que por intentar unirse a Europa fue intervenida brutalmente por Rusia, en la forma de ayuda encubierta a los rebeldes que luchan por independizarse (y unirse a Rusia) en la región oriental, y anexando Crimea, una porción vital de su territorio, ocupada por tropas rusas.
Ucrania y Georgia son países clave en la cadena de naciones que circundan Rusia, que fueron parte del imperio y que el Kremlin observa con atención para que no se "pasen al enemigo". Otros países importantes son Bielorrusia, Kazajistán, Armenia y Azerbaiyán, mientras las repúblicas centroasiáticas también tienen importancia para el control ruso de su entorno inmediato.
Salomé Zurabishvili tiene gran experiencia en política exterior; y ahora tendrá que usarla y demostrar otras habilidades para cumplir su objetivo de acercamiento a Europa, sin provocar una reacción contraria en Moscú, al tiempo de gobernar un país que necesita apaciguar los ánimos políticos y desarrollar su economía.