Señor Director:
En ninguna parte de
mi carta del miércoles señalé a
Cristián Cox como "defensor corporativo de la precariedad del campo de la formación inicial de profesores". Como tampoco tuve en
mi columna del lunes, es patente, la intención de argumentar a favor de "desprofesionalizar la docencia". Me atribuye sus propios fantasmas. Los abogados dicen que a confesión de parte, relevo de pruebas.
En esta última carta, ahora en otro tono, emplea palabras distintas para afirmar casi lo mismo que había dicho yo: que era una buena experiencia la hecha en Holanda acogiendo a profesionales experimentados, con buena disposición a ser habilitados para desempeñarse en una tarea docente; que en Chile había algunas experiencias exitosas que convenía potenciar a la luz de esta de Holanda; todo esto especialmente teniendo en cuenta que en estos días inicia su trámite legislativo un proyecto que apunta en la dirección de mejorar la calidad y la cantidad de profesores escolares, que es una tarea urgente para el país, y cuyos responsables esperamos que estén a la altura de esa responsabilidad. Me alegro que ahora el decano Cox haya entendido bien mi propuesta que, en todo caso, no contiene, pues no cabe, ninguna ironía.
Cabe sí un comentario adicional: en su carta de ayer el propio Cox exhibe como credencial su responsabilidad en la prueba Inicia. Se sabe que hoy dicha prueba está puesta en tela de juicio y es de mal pronóstico según gente entendida. Esta responsabilidad suya, que yo no conocía, se viene a agregar entonces a la que se le atribuye en la formulación de los "contenidos mínimos" -que no eran mínimos, como se sabe- y que han sido muy dañinos, como también se sabe. Su responsabilidad en la PSU que, se suponía, corregiría defectos de equidad -que no corrigió, y más bien agudizó-, y la que le cabe, consecuentemente, en la desconsideración de que ha sido objeto la educación media técnico-profesional, cuyo parámetro de medición es la PSU, han provocado una seria discriminación, muy negativa para este sector tan relevante de nuestra educación media. Creo que no le conviene exhibir estas credenciales.
Aníbal Vial Echeverría