Señor Director:
La argumentación de los
señores Covarrubias y Fischer para aceptar la ley de aborto estaría en el derecho a que las personas puedan escoger libremente sus cursos de acción en aspectos que conciernen a su propia vida: los derechos de los individuos son anteriores al Estado. En esto parecen coincidir con el preámbulo de la Declaración Universal de los DD.HH.: "Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana".
Pero incurren en un error al equiparar el aborto con temas como el uso del preservativo o el divorcio, en que no están directamente involucradas terceras personas. En el aborto está involucrado un tercero, el hijo, que como todo ser humano pertenece a la familia humana, y tiene derechos que le son intrínsecos y que no pueden depender de lo que diga una mayoría o una corte de justicia. Pero ellos ponen en duda que sea un tercero; primero, porque creen que la biología no puede identificar cuando estamos frente a un nuevo ser humano. Esto en sus palabras "va más allá de una discusión biológica". Sin embargo, ha sido la biología la que ha descubierto el inicio de la vida de un nuevo individuo. Ya en 1876, Ernst Haeckel, un evolucionista materialista, afirmaba: "Si bien debemos considerar al espermatozoide como una célula tan real como el óvulo, y el proceso de la concepción como la fusión de ambos, debemos considerar a la célula resultante como un organismo nuevo e independiente. La mezcla de ambas células es el germen del niño o el nuevo organismo concebido".
El centro de la discusión es, entonces, si se reconoce el derecho a la vida del no nacido. Aquí, Covarrubias y Fischer se alejan de la Declaración Universal de los DD.HH. y de la primacía de los derechos fundamentales, pues afirman que "es la deliberación democrática la que escoge el momento en que la sociedad le otorga al feto derechos superiores a los de su madre que lo concibió"; es decir, lo considera efectivamente "un tercero". El problema es que el derecho a la vida de un ser humano inocente es primario y no puede ser sobrepasado por el derecho a elegir de la madre. ¿Qué razones hay para excluir de la familia humana a este ser indefenso y en desarrollo?
Dr. Patricio Ventura-Juncá
Director Instituto de Bioética U. Finis Terrae
Dr. Manuel Santos
Profesor de Genética, Pontifica Universidad Católica