Señor Director:
En "El Mercurio" del 24 de julio,
el profesor Alejandro Clocchiatti comenta las desventajas de la participación de los estudiantes y funcionarios en los organismos de gobierno de las universidades, lo que el Mineduc, acogiendo la solicitud de los universitarios, propone establecer para las universidades que reciban aporte del Estado. Agrega que en 97 años de práctica ninguna universidad reformista ha salido de la mediocridad.
Me referiré a la experiencia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile en los años 1968 a 1972, durante mi decanato. El reemplazo de las cátedras por los departamentos, la evaluación académica independiente por organismos idóneos y la definición de deberes y derechos de los diversos estamentos permitieron la participación armónica de todos los universitarios en la elaboración de los proyectos, y conocer las dificultades y limitaciones para su realización. Favoreció a esta Facultad el consenso que existía sobre la responsabilidad que le cabía frente al país, lo cual sobrepasó las diferencias ideológicas y políticas que separaban a los chilenos en esos días. Objetivos impostergables eran el aumento de todas las carreras de la salud -dado el déficit que existía de médicos, enfermeras, matronas, etcétera-, la reforma de los planes y programas de estudios -sacar la enseñanza de los hospitales a la comunidad e introducir el internado rural-, la formación humanista, científica y social de los estudiantes, paralela a la formación profesional y académica, etcétera.
Muchas iniciativas surgieron de los estudiantes, de los funcionarios y de los académicos. Los departamentos hacían suyos los proyectos. Muchas iniciativas requirieron trabajo voluntario. Las reuniones del Consejo de Facultad y de los consejos de departamentos se efectuaban fuera de los horarios de trabajo. No existió conflicto de poderes entre los estamentos; las obligaciones y los derechos correspondían a sus respectivos roles en la facultad. El análisis de los problemas y dificultades dentro de los organismos colegiados anticipó soluciones antes que conflictos.
A diferencia de años anteriores, en los cuatro años no existió nunca un paro de los funcionarios ni de los estudiantes. La Facultad de Medicina alcanzó, entre 1968 y 1972, un desarrollo y expansión sin paralelo en su historia. Al término de 1972 -de acuerdo con el nuevo estatuto- la facultad fue sucedida por cuatro facultades en Santiago, se comenzó el desarrollo de la carrera de Medicina en Antofagasta y Temuco yEnfermería en Chillán y Punta Arenas. Existe información sobre estos hechos en documentos oficiales y publicaciones de la época (Rev Med Chile 101:787-796, 1973).
En resumen, la experiencia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile con la participación de estudiantes y funcionarios fue muy favorable.
Prof. Dr. Alfredo Jadresic VargasEx decano Facultad de Medicina Universidad de Chile 1968-1972