Señor Director:
Respecto de las aseveraciones de Marco Enríquez-Ominami y del Partido Progresista sobre
"Servicios Penitenciarios y Derechos Humanos", me permito aclarar: Gendarmería de Chile es una institución que realiza importante aportes a la paz y tranquilidad social, pese a no contar con los recursos que le permitan enfrentar una población penal en constante crecimiento y una precaria infraestructura carcelaria, que incide en altos niveles de hacinamiento y se traduce en complejos y difíciles ambientes laborales para el personal penitenciario. Por el conocimiento que tienen de los reclusos y sus redes, resultan también fundamentales en política de seguridad ciudadana.
No es justo que se cuestione al personal penitenciario por el solo hecho de vestir uniforme, se pretenda confundirlos como militarizados; como si esto los convirtiera en incompetentes para administrar el sistema y sin la capacidad de incorporar los Derechos fundamentales, como un valor permanente de su actividad.
No existe experiencia comparada en materia penitenciaria, que empíricamente demuestre que las cárceles bajo una administración civil sean más eficientes en reinserción o respetuosas de los Derechos Humanos, que aquellas que son dirigidas por personal de carrera.
La seguridad pública no puede ser sometida a ensayos políticos partidistas o modelos cuya cultura e idiosincrasia sean diferentes a la nuestra. Tenemos que profundizar el perfeccionamiento y especialización de los funcionarios de Gendarmería para avanzar hacia la profesionalización del funcionario penitenciario, con el objeto de que este sea cada vez más capaz de responder eficientemente a los nuevos desafíos que le impone una delincuencia más compleja y agresiva.
Avanzar en el empoderamiento de una nueva institucionalidad, así como en la prevención del crimen, es tan importante como perfeccionar la rehabilitación de los que constituyen peligro a la sociedad. Su conocimiento permite focalizar y preparar en los Centros de Educación y Trabajo, tal como fue la experiencia de la construcción del sistema termosolar, que les permite además un ingreso. En esta visión estratégica se debe avanzar en el sistema de penas sustitutivas, de tal forma que la cárcel sea solo para los privados de libertad, respetuosa de todos los Derechos Humanos y donde la pena sea el último recurso que el Estado utilice como respuesta a los trasgresores de la ley.
Antonio Horvath KissSenador