Señor Director:
En su
columna de opinión del domingo, José Joaquín Brunner plantea que "el país necesita mejorar los resultados de aprendizaje de todos los estudiantes, y, simultáneamente, estrechar la brecha que separa a los de rendimiento más alto y más bajo. Lo logró durante la década recién pasada. Si pudiese repetir esa performance hacia el año 2020, nuestra educación estaría próxima al estándar promedio de los países OCDE".
Veamos: los resultados promedio de PISA lenguaje del 2006 aumentaron levemente para el 2009 y volvieron a descender a idéntico nivel el 2012. Estancados por seis años.
La inequidad de resultados de PISA se agravó, y hoy estamos peor que el promedio de América Latina en la distancia que separa al 10% de mejores y peores resultados.
En cuanto al Simce (imperfecta medida, pero es lo que hay), el promedio de todos los Simce en la última década aumentó a la lamentable tasa de 1 punto por año. Para lograr resultados similares a OCDE, a este ritmo tomaría cerca de 50 años, y no los seis años que él menciona.
Según un reciente libro del CIAE de la U. de Chile, solo el 10% de las escuelas municipales y particulares subvencionadas de Chile logra trayectorias de mejoramiento consistentes y estables en el tiempo por más de cinco años.
Donde sí hemos mejorado es en el acortamiento de la inequidad de resultados del Simce, es decir, la distancia entre el quintil más rico y el más pobre. Pero ese acercamiento se debió en 2/3 a la caída del quintil más rico y en 1/3 a la mejora del quintil más pobre.
A mayor abundamiento, la encuesta de alfabetización de adultos, en el tramo 15 a 24 años de edad, se ha mantenido completamente estancada los últimos 15 años. Cerca del 40% no entiende nada de lo que lee ni puede realizar operaciones aritméticas sencillas. Entre los egresados de educación superior, solo el 8% muestra comprensión avanzada de lectura. La gran mayoría de los estudiantes de las mejores universidades muestra severas dificultades de expresión oral y escrita, fruto de un sistema perversamente orientado a rendir test estandarizados como la medida de todos los éxitos en el "mercado" educativo.
Tarjeta amarilla para la autocomplacencia excesiva.
Mario WaissbluthEducación 2020