Señor Director:
Fiel a su propia tradición de pensamiento, enraizada en el idealismo ilustrado, el
padre Costadoat, S.J. no solo pone en entredicho lo observado por Benedicto XVI desde el interior del Concilio -acerca de los estragos que entonces produjeron los abusos mediáticos y que el propio Pontífice emérito relató al clero romano (carta "
Sínodo de la Familia", martes 8 de julio)- sino que ahora va más allá.
Se trataría, en buenas cuentas, según Costadoat, de promover hoy unas asambleas constituyentes y legislativas -que incluyesen, ¿por qué no?, a clérigos y obispos civilmente juramentados con la voz de la mayoría del pueblo, cristiano y no cristiano, allí congregado- las cuales se diesen a la pronta y urgente tarea, no de aprender y asumir, sino de derogar, el actual e inmenso magisterio sobre la familia desarrollado por San Juan Pablo II en veintiséis años de pontificado.
En unión de espíritu con el querido Papa Francisco, mientras rezamos por el "Sínodo de la Familia" por el convocado, quisiera alimentar interiormente y sembrar exteriormente paz y confianza en la que este Pontífice invoca siempre, citando a su padre San Ignacio, como "la Iglesia católica y jerárquica".
Me reconforta profundamente, en tal sentido, que el propio Papa Francisco haya nombrado a quien proclamó el 27 de abril pasado, cuando lo canonizó, como "el Papa de la familia", San Juan Pablo II, patrono del próximo sínodo. Asimismo, que haya establecido el propio día en que clausurará la primera etapa del "Sínodo de la Familia", como fecha para la beatificación del Papa Pablo VI, Pontífice cuya crucifixión decretaron en julio 1968, a raíz de su encíclica "
Humanae vitae", asambleas clérigo-mediáticas similares a las que hoy Costadoat pregona.
Jaime Antúnez AldunateDirector Revista Humanitas
P. Universidad Católica de Chile