Señor Director:
Jaime Antúnez Aldunate descalifica que yo me refiera a través de "El Mercurio" al proceso de auscultación que la Iglesia Católica ha abierto en vista a la celebración del Sínodo de 2015 sobre el tema de la familia. Le molesta que haya habido y pueda haber un "concilio de los medios de comunicación".
Por mi parte, pienso precisamente lo contrario. Creo que la Iglesia jerárquica no puede usar los medios de comunicación para enseñar y no para aprender. Ya que el Papa Francisco ha dirigido al Pueblo de Dios 39 preguntas sobre la familia, la sexualidad, la contracepción, el divorcio y la participación en los sacramentos, todo en vista a superar la crisis en la transmisión de la fe, me atrevo a sugerir la realización de un concilio local sobre estos temas. El Papa no ha querido que estos asuntos se traten entre cuatro paredes. ¿No sería posible un gran debate sobre la sexualidad a través de los medios de comunicación social? ¿No pudiéramos los católicos aprender de los que no lo son, aun de los no creyentes?
Un tal concilio -reunión, congreso, simposio u otra fórmula presidida por los obispos- podría tener su base en distintas organizaciones católicas. A modo de ejemplo, ¿no sería posible que en las parroquias se converse entre los padres acerca de los medios para evitar que sus hijas queden embarazadas en fiestas en las que pasa de todo?; ¿no sería conveniente que en los movimientos laicales se discuta acerca de la participación en la eucaristía de los divorciados vueltos a casar?, ¿pudieran las universidades católicas organizar foros en los cuales personas homosexuales compartan con las demás cómo viven su fe?
Los medios de comunicación -y tal vez el mismo "El Mercurio"- pudieran ayudar a la Iglesia a socializar estos debates. Bien podrían dar voz a los jóvenes, a los hijos de padres separados y a los cónyuges maltratados o abandonados.
Los periodistas y los medios de comunicación ayudaron muchísimo al Concilio Vaticano II. A su modo, hicieron participar a los católicos en discusiones que terminaron por alimentar los debates de sus aulas. Los medios hoy pueden ofrecer espacios de libertad de argumentación sin la cual el cristianismo no tiene futuro alguno.
Jorge Costadoat, S.J.