Señor Director:
Un
editorial de ayer, referido a la modernización de los medios de pago, comenta un anteproyecto de ley patrocinado por el ministro de Economía, el cual comprendería autorizar la emisión de tarjetas de prepago por parte de entidades no bancarias y cambios en la estructura operacional de las tarjetas de crédito y débito, que facilitarían la libre competencia. Este segundo aspecto es el que más preocupa, ya que no se han considerado seriamente los beneficios del sistema actual y la estructura del modelo alternativo, ni menos la pérdida de valor para el país que podría implicar el desmantelamiento por la vía legal de un sistema eficiente y que podría poner en riesgo la cadena de pagos detallista y de los consumidores.
El modelo de operación de tarjetas con la participación actual de Transbank es uno de los casos de autorregulación exitosos y que, luego de un proceso investigativo y judicial que duró más de cinco años, fue refrendado por el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia y la Fiscalía Nacional Económica. No solo se eliminó toda traba para que entrara cualquier operador, sino que Transbank autorreguló sus precios a establecimientos comerciales y emisores de tarjetas, mediante un plan aprobado por el mencionado Tribunal y revisado en su ejecución por la Fiscalía.
Como resultado de dicho proceso, ya se definió por esas autoridades que Transbank debe dar libre acceso a sus servicios e instalaciones esenciales a todos los comercios y emisores de tarjetas regulados; sus tarifas son generales, objetivas y sin discriminaciones arbitrarias, y consideran descuentos por volumen; hay tarifas máximas fijadas a comercios, y cada emisor puede afiliar directamente a los comercios.
Respecto de la afiliación de comercios, el anteproyecto postularía prohibir que Transbank desarrolle esta actividad y que sean los emisores los que afilien. Ello desconoce la operatoria de un modelo de tarjetas adscrito a los sistemas de marcas internacionales de medios de pago, pues supone que al haber más de un adquirente se generará competencia de precios al comercio. Pero no considera que, en ese escenario, los precios serán superiores a los actuales, ya que el afiliador deberá remunerar a los emisores con la denominada “tasa de intercambio”, valor que hoy no pagan por las transacciones locales. Es por esto que hoy “el valor promedio de la comisión cobrada al comercio es menor a la cobrada en EE.UU. y también a la cobrada en el promedio de una muestra de 15 países europeos estudiada” (Informe abril 2013 de “Inclusión Financiera y Medios de Pago Electrónicos”).
El modelo chileno con un afiliador fuertemente regulado y fiscalizado ha permitido a Chile ser líder en el desarrollo de medios de pago. Si dogmáticamente se trata de forzar la competencia, existen alternativas bastante menos disruptivas e improvisadas, sin limitar la operación y beneficios del actual modelo.
Jorge Awad MehechPresidente Asociación de Bancos