Señor Director:

El doctor Horacio Croxatto, experto en materia de anticoncepción de emergencia, resalta que ningún estudio ha demostrado efectos post-fecundación de progestinas en altas dosis, como las utilizadas en la píldora del día después. Efectivamente, el catedrático acierta afirmando que los estudios han sido diseñados para evaluar la eficacia de la píldora interfiriendo con la ovulación, efecto bien demostrado en numerosos ensayos clínicos, incluyendo los del propio Croxatto. Sin embargo, no estoy de acuerdo con su afirmación que “la ciencia ha demostrado más allá de toda duda” efectos nulos post-fecundación (o abortivos tempranos).

Hay evidencia actual mostrando la alta plausibilidad biológica de efectos post-fecundación de la píldora, antes de la implantación del embrión en el útero. Por ejemplo, la píldora falla en interferir la ovulación cuando el folículo sobrepasa cierto tamaño y está muy cerca de liberar el óvulo. Hay una plétora de reportes mostrando que su uso incrementa el riesgo de embarazo ectópico tubario (cuyo desenlace es abortivo) y estudios cito-fisiológicos confirman que las progestinas interfieren con el mecanismo de transporte ciliar del embrión a través de las trompas de Falopio, provocando además un fuerte estrés oxidativo que eventualmente puede interferir el desarrollo embrionario previo a la implantación.

La ciencia no es cuestión de autoridad, sino de humildad y compromiso riguroso con una verdad objetiva. Mientras estoy de acuerdo que la mayor parte de los embarazos evitados por el uso de la píldora del día después se debe a sus efectos evitando la ovulación, una gama de posibles efectos post-fecundación no han sido descartados como materia de hecho científico.

Elard Koch
Investigador