Señor Director:
Llama la atención que el
debate social sobre el caso de una niña violada en forma reiterada y durante mucho tiempo por el conviviente de su madre se haya centrado en la eliminación de la criatura en gestación, que es solo consecuencia de la conducta delictiva e inmoral. Esta actitud limita la comprensión del problema y aún más, legitima el delito y la inmoralidad, al desplazarlo del foco debido.
Como si la solución ante las enfermedades fuera matar a los enfermos o ante los homicidios, destruir el cuerpo del delito. Algunos han aprovechado el caso -interesadamente- para promover el aborto y han enviado una señal comunicacional potente que fomenta las violaciones, como hechos normales y aceptados, a condición de que se mate a los frutos de ellas.
La discusión, en cambio, debe focalizarse en la conducta de violación, desde el ámbito legal y ético. Debe discutirse sobre los modos más eficaces de disuadir y sancionar tales delitos, que deben adoptar el legislador y los organismos coercitivos correspondientes. En el ámbito ético, debemos observar y analizar la inexistencia de valores y la relatividad moral absoluta en algunos sectores de la población, que aprueban una permisividad amplia. Así se crean las condiciones más favorables para que ocurran conductas ilícitas como es la violación continua de una menor por parte de un conviviente de su madre, bajo la aprobación de esta, que la considera una conducta debida y no un problema.
En nuestro país hace falta pensar y programar una educación que no solo mejore la enseñanza académica, sino -lo más importante- la construcción de valores éticos en la población, indispensables para la vida en sociedad.
Liliana Vilches SeguelPsicóloga