Señor Director:
Juan José Ugarte me acusa de emitir acusaciones graves e infundadas y de estar desinformado de la relación entre el Gobierno y las universidades estatales, en respuesta a
mi columna "¿La política en la calle?".
Sería interesante preguntarles a los rectores de esas universidades si lo que afirmo en mi columna está fundado en infundios o si , por el contrario, se acerca a la verdad. Les dejo la palabra a ellos, que son los que más autoridad tienen para hablar de este tema y, me imagino, mucho que decir, para que puedan los lectores decidir si las mías son infundios o si la carta de Ugarte quiere "tapar el Sol con un dedo". Valdría la pena que Ugarte hiciera el ejercicio honesto de preguntarse si la oleada de manifestaciones masivas en las calles del país, que vienen produciéndose desde el 2011 , y en las que la defensa de las universidades públicas ha sido una de las temáticas más presentes, está fundada también en infundios, o ha sido provocada por el rechazo al maltrato y hasta desprecio hacia esas universidades de parte de miles de estudiantes y profesores de dichas instituciones.
No olvidemos la desafortunada declaración, al iniciar su gobierno, del Presidente Piñera al prometer una "revolución en educación" y al decir que "la educación es un bien de consumo": eso fue lanzar parafina sobre el incendio de las calles. El mismo jefe de Educación Superior, a mi parecer, fue uno de los que contribuyeron a ese incendio, en una entrevista concedida al diario La Tercera, el 20 de junio de 2010, bajo el título "Gobierno impulsa profunda reforma al sistema de educación superior". Ahí Ugarte declaraba que se que iba a "emparejar" el sistema de educación superior, igualando en el acceso a los recursos estatales a las universidades estatales y las privadas, y lo que se buscaba era "no seguir aumentando recursos directos a las universidades estatales" (entre 2008 y 2009 se incrementaron en 10%). Obviamente que esas declaraciones encendieron las alarmas en las comunidades universitarias de las universidades estatales. Era claro cuál era el propósito final de este proyecto del Gobierno: poner en iguales condiciones para obtener recursos a universidades privadas con fines de lucro como la Universidad del Mar junto con una universidad estatal como la Universidad de Chile.
Hoy, Ugarte declara con orgullo que el Gobierno ha aumentado los recursos a las universidades estatales. ¿Cambió de parecer desde el 2010? ¿No habrán sido las movilizaciones y la opinión mayoritaria del país, a través de las encuestas, las que obligaron al Gobierno a moderar o postergar su " revolución educativa"? Un poco más de coherencia, de verdad, de consistencia. El país -y en particular los jóvenes- y con razón, está cansado de los dobles discursos, y de un gobierno que tiene sus ideas y propósitos sobre la educación pública, pero los esconde según vengan las encuestas o las movilizaciones. En ese sentido, fue más brutal pero más honesto el gobierno militar, que intervino y desmanteló la Universidad de Chile, que este Gobierno, que pretendió hacer lo mismo, pero de manera hipócrita y disfrazada. Ahora lo único que falta es que declare ser un ferviente defensor de la educación pública, para subir aunque sea unos puntitos en la próxima encuesta...
Cristián Warnken