Señor Director:
En su
carta del domingo 31 de marzo, el Dr. Raimundo Charlín expresa su profunda angustia por las carencias materiales de los hospitales públicos, y denuncia la competencia desleal que existe por parte del sistema privado de salud que emplea a los médicos especialistas exigiendo dedicación exclusiva, mientras que el sistema público se desmorona como una muerte anunciada.
Efectivamente, muchos venimos denunciando desde hace tiempo ya que la situación de financiamiento de la salud en Chile no resiste más, y la desigualdad se profundiza día a día. Las cifras hablan por sí solas. El 40% del financiamiento de la salud en Chile proviene del bolsillo de las familias, la forma de financiamiento más injusta que puede existir, pues impacta más a los que tienen menos.
Por otra parte, hoy el sistema público debe subsistir con 3,5% del PIB aproximadamente para cubrir las necesidades de salud de 13 millones de personas, mientras que 4 puntos PIB se destinan a las necesidades de salud de 2 millones de personas que se atienden en el sistema privado. Es inevitable que esta injusta distribución de recursos se traduzca en la realidad que dramáticamente y con coraje describe el Dr. Charlín, a quien no se le puede acusar de estar motivado políticamente.
Sin embargo, la respuesta que ha dado este gobierno al problema descrito es más "libre elección" (que no es libre, como se sabe, cuando no se puede comprar el "bien de consumo salud" por no tener los medios económicos para hacerlo) al beneficiario de Fonasa, y transferir más de mil millones de dólares al año en compras a privados usando fondos públicos, fondos que obviamente dejan de estar disponibles para los hospitales y consultorios estatales, entre ellos el Servicio de Oftalmología que dirige el Dr. Charlín.
Así estando las cosas, con una concentración económica tan grande en los aseguradores y prestadores privados, y recibiendo estos transferencias de fondos de todos los chilenos por medio de Fonasa, no ha de sorprendernos que los hospitales y establecimientos públicos estén empobrecidos como nunca antes, y perdiendo el valioso recurso humano que tanto cuesta formar.
Es preciso juntar voluntades para llevar a cabo la reforma del sistema de financiamiento de la salud en Chile, reponiendo la solidaridad como principio ordenador de captación y distribución de los recursos en el sector, en vez de insistir majaderamente en proyectos de ley cuyo único propósito es salvar el negocio de las isapres.
Dra. Vivienne Bachelet Norelli