Señor Director:
En el área de educación se critica mucho, pero no se reconocen los progresos, lo cual no contribuye a una evaluación adecuada de la situación actual ni de qué se necesita para continuar progresando.
Recientemente, un trabajo en que se utilizó la prueba PISA muestra que Chile es el segundo país en el mundo que más progreso ha hecho en mejorar su calidad educativa en los últimos años. Todavía falta mucho, y ésta es una de las áreas en que más se necesita progresar, pero no está mal que se esté progresando a una velocidad que está entre las más altas del mundo.
A su vez, un artículo reciente revela los niveles de logro en términos de años de educación y el nivel de desigualdad de la educación en América Latina ("Inequality in Education: Evidence for Latin America", de Cruces, García y Gasparini). Aquí Chile aparece como el "Campeón de América": Chile tiene el mayor promedio educativo y la menor desigualdad educativa de América Latina. Para medir desigualdad se utiliza el gap de educación entre el quintil 5 (más rico) y el 1 (más pobre). En términos del cambio de este gap en los últimos 20 años, Chile es de los pocos países en América Latina que lo disminuyen.
Estos antecedentes son relevantes cuando nos toca evaluar la gestión educativa de los últimos veintitantos años, que están en el banquillo en la reciente acusación a Harald Beyer. Porque claramente no es la excelente gestión del ministro la que puede estar en el banquillo cuando, como dice Carlos Peña en su
columna del domingo respecto del tema directo de la acusación, "él ha ejecutado más acciones para verificar el cumplimiento de la ley que todos los que lo antecedieron".
Hay una disconformidad respecto del funcionamiento del sistema educativo que es adecuada en tanto nos hace mejorar aún más, pero que es inadecuada cuando nos hace ignorar los logros alcanzados. Y el ministro, desde diferentes posiciones, ha sido siempre un factor importante en empujar hacia la mejora de la institucionalidad del sistema. Esperemos que acusaciones sin mérito no desestimulen a que el ministro continúe con su tarea.
Claudio SapelliInstituto de Economía PUC