Señor Director:
En
carta enviada a este diario, el presidente de la Fech, Andrés Fielbaum, abogó en favor de la acusación constitucional presentada en contra del ministro Beyer. Según quienes patrocinan la acusación, ella se funda en un "notable abandono de deberes" del ministro para fiscalizar el lucro en las universidades. Sin embargo, la argumentación de Fielbaum sólo conduce a concluir que el ministro, lejos de incurrir en un "notable abandono de deberes", ha hecho precisamente lo contrario, ha incurrido en un "notable cuidado de deberes".
En efecto, primero Fielbaum se queja de los problemas ocurridos con la reubicación de estudiantes de la fallida U. del Mar. Pero resulta que esos problemas provienen justamente del hecho de que el ministro se ha ocupado de resolver la situación de ilegalidad que presentaba esa universidad, tanto en el cumplimiento de sus objetivos estatutarios como en lo relativo a la obtención de lucro. Eso es lo contrario a abandonar sus deberes.
Luego, Fielbaum se queja de la (correcta) distinción que el ministro ha hecho entre el lucro asociado al aumento de valor de los terrenos en los que se ubican las universidades (de propiedad de sociedades relacionadas con los dueños de esas universidades), y el lucro del proyecto universitario propiamente tal, indicando que si entre ellos no hay transferencia prohibida de riqueza, porque los precios de transacción (arriendo o venta) son de mercado, entonces no hay ilegalidad. Nuevamente la queja de Fielbaum ilustra el "notable cuidado de deberes" del ministro, pues Beyer se ha preocupado cuidadosamente de entender y establecer las sutilezas que hay en situaciones complejas como ésta, distinguiendo entre cuál es el lucro prohibido por ley y cuál no.
Al parecer, quien ha incurrido en un "notable abandono de deberes" es el presidente de la Fech, quien ha abandonado la lógica -deber exigible a un ingeniero de la U. de Chile como él- al no distinguir entre lo que son las legítimas discrepancias que él tiene respecto de la forma en que el ministro realiza sus deberes, de lo que sería un abandono de los mismos.
Álvaro Fischer Abeliuk