Señor Director:
Sin ánimo de poner el dedo en la llaga, que veo sincera y comprensiblemente en muchos de mis amigos católicos, tengo algunas preguntas para ellos: ¿Por qué el informe sobre los VatiLeaks, en conocimiento solo de
Benedicto XVI, será entregado por este únicamente a su próximo sucesor?
Si la Iglesia, como siempre escuchamos decir, son los católicos que la forman y no la jerarquía que la gobierna, ¿por qué no pueden conocer ellos lo que pasa en su Iglesia? ¿Y por qué esa jerarquía rasga vestiduras por las informaciones de prensa y rumores acerca de un informe que ella misma se niega a dar a conocer?
Si cuesta entender que la sede de una iglesia constituya un Estado, mucho más desconcertante es que ella se comporte como si se tratara de una monarquía en la que el soberano conoce lo que sus súbditos ignoran.
Agustín Squella