Nunca existió un sistema vial tan completo y complejo como el que en Chile se desplegó en la Quinta Región. De norte a sur, entre el desfiladero de Las Chilcas y la estación Las Palmas, y de mar a cordillera, desde Valparaíso a las estaciones Juncal, Portillo y Caracoles en el ferrocarril Trasandino, esta red fue el símbolo mayor de la era del vapor. “Chile tiene forma de tren, así que los trenes tienen que volver”, le dijo el poeta Raúl Zurita al investigador Sergio González Rodríguez, el autor de este recuento sobre patrimonio ferroviario. 

Ferrocarriles y estaciones de la V Región de Valparaíso es, además, parte de otro sistema: el quinto libro de una saga de investigaciones que ya ha presentado títulos dedicados a la Estación Central de Santiago y a los ferrocarriles en las regiones Metropolitana, de Coquimbo y de Atacama. Así, desde la memoria, el autor intenta recuperar el universo ferroviario que en 1912 llegó a unir Iquique y Puerto Montt, pero que terminó siendo desmantelado durante la dictadura. Aquí se analizan una a una las 200 estaciones de los siete sistemas (el Longitudinal, el Valparaíso-Santiago, el Santiago-San Antonio, el Trasandino y los tres ramales), con un relato histórico, fotos de archivo pocas veces vista y fichas técnicas, junto con testimonios de trabajadores y usuarios del transporte en sus años de esplendor. 

La triste realidad señala que en este vibrante y dinámico entramado de 900 kilómetros de rieles, apenas unos 300 están en uso, principalmente destinados a carga, salvo por el Merval, que une Valparaíso y Limache. De las 200 estaciones solo 20 tienen un mediano estado de conservación y seis de ellas se han salvado por un rescate arquitectónico o nuevo uso como bibliotecas o centros culturales./ Iñigo Díaz B.