Divertimento para operáticos extrema el hecho de que todo texto no se entiende sin su autor. Tras cada una de estas líneas se encuentra Mario Hamlet-Metz, sabio de la ópera, de la literatura, de la historia y de las artes en general, y no solo sabio sino amante dedicado. Hablamos de una persona que ha consagrado cada minuto de su existencia a la ópera y a sus artistas, a los que ama profundamente. También está Mario González, que deleita con sus detalladas ilustraciones.

La obra se compone de 15 relatos en los que coinciden personajes de óperas muy diversas, puestos en un contexto diferente al de la historia que protagonizaron, y en contacto con otros personajes surgidos de títulos literarios o de otros dramas musicales. Hamlet-Metz construye así 15 elevados puzzles que llevan en vilo por los tiempos. 

Divertimento para operáticos es un libro no exigente sino exigentísimo incluso para quienes aman y han estudiado el género, apabullante en términos de conocimientos y de libertad del imaginario para hacer inventos y asociaciones. Sin duda, propone un desafío a quienes son capaces de seguir el hilo. Si lo logran, encontrarán alegría, inteligencia y fina ironía, y un acicate para seguir aprendiendo.

Un conocedor profundo reirá con las ocurrencias, pero siempre-siempre quedará perplejo con el nivel de conocimientos del autor y deberá resignarse y aceptar que es imposible estar a la altura en todos los casos. Sólo un ejemplo: una de las primeras sonrisas que surgen de la lectura proviene de esa descripción donde Hamlet-Metz narra que Freia, la diosa de la belleza en “El oro del Rhin” wagneriano, correteaba por la orilla del Rhin canturreando una canción que tiene que ver con truchas. Esto es un guiño al famoso Lied “Die Forelle” de Schubert... 

 

De la lectura surge una gran pregunta: ¿Cómo es que en 2021 alguien escribe un libro como este, repleto de referencias infinitesimales y destinado a un grupo de lectores que deben estar preparados para, al menos, reconocer la mitad de los cientos de nombres y citas que aquí están plasmadas? La única respuesta posible se encuentra en el amor profundo por la ópera y su gente: cantantes, compositores, libretistas, directores de orquesta, directores de escena, críticos. Un amor que llena toda la existencia de Mario Hamlet-Metz./ Juan Antonio Muñoz H.