Mi más reciente libro, Viaje al sentido de la vida. Siete peldaños a la sabiduría. Una revelación prodigiosa (Kushe, 240 páginas), demoró casi 40 años en publicarse. En él quise dejar el testimonio de mi muy difícil camino en la búsqueda del sentido, relatando mis más profundas -a la vez que fecundas- crisis espirituales, psicológicas y afectivas. Narro allí que, aun cuando todo parece perdido, si somos honestos y perseveramos, aparecen providencialmente las respuestas que se buscan. Este libro trata entonces de un viaje físico de transformación, pero también y sobre todo, de un viaje de transformación psicológica y espiritual. Porque es el viaje de un buscador sediento de sabiduría. Y a pesar del breve tiempo que cubre este Diario (unos nueve meses centrales del año 1984), donde lo esencial de mi metanoia o “conversión” se produce, aquella sed es satisfecha. Y aunque en los años posteriores deberé pasar por múltiples otras pruebas y por otros infiernos, para aquilatarla, en ese breve período en el sur mapuche descubro las grandes verdades universales, envueltas en el sencillo lenguaje nativo, heredero de saberes ocultos extraídos desde el nicho ecológico de las comunidades originarias. Se trata de un diario íntimo donde interrogo a la Patagonia más secreta. Y allí se me revela -gracias a Ceferina, mi maestra -qué significa vivir como un ser humano en este mundo.  Este joven profesor que viene saliendo de un dolor inmenso y ha tenido que abandonar el sacerdocio, asombrado se va dando cuenta del misterio de un territorio que aún puede ser el Edén perdido de la humanidad. Y este se le aparece encondido en el finis terrae, “el fin del mundo” (significado del nombre de “Chile”), para justo revelarlo en estos tiempos de finales de un mundo, de una civilización materialista que está llegando también a su final. Pero antes que termine, quise entregar revelaciones de un significado moral superior, pistas hacia el para qué hemos nacido humanos, una guía, una enseñanza reservada para “un tiempo en que todos se hayan olvidado de subir la escala de la sabiduría”. Cuando caen todos los apoyos y el futuro incierto es una nube negra, empieza el verdadero viaje. Por eso aquí supero mi pudor, abro mi corazón y comparto mi camino para que el tuyo no sea tan duro, ni tan desesperado ni tan solitario.

(zileymora.p@gmail.com)