El 25 pasado, el Consejo Nacional para la Investigación de Francia (CNRS) presentó sus seis objetivos para estudiar hasta el 2030: 1) el cerebro, 2) los materiales del futuro, 3) la vida en el universo, 4) la instrumentación sin límites (por ejemplo, nuevos sensores), 5) la inteligencia artificial generativa para la ciencia y 6) las sociedades en transición (https://bit.ly/3FGuZyJ).
Mucho queda afuera, cosa dura. Eso es “cortar el queque”.
En Chile, pese al trabajo de 20 años del CTIC, Consejo Nacional de Ciencias, Tecnologías, Conocimiento e Innovación para el Desarrollo (www.consejoctci.cl), aún no elegimos objetivos precisos. La convocatoria, de enero, para formar Centros de Investigación de Interés Nacional (https://bit.ly/3Y5BvFn) pide proyectos “de interés del Estado y políticas públicas”; los postulantes deciden. Por otra parte, las bases para postular a financiamiento estructural universitario (Resolución 437/2024 del Ministerio de Ciencias) sugieren once vagos rubros, “entre otros”: biodiversidad, sustentabilidad, salud, cambio climático, energías renovables, seguridad, movilidad, tecnología digital…
El CNRS, con un presupuesto 6,7 veces mayor que el chileno, eligió solo seis objetivos.
Y no es que no pensemos. Para eso se creó el CTIC, que acoge a los científicos de cara al futuro. Falta robustecerlo. Y distinguirlo del proyecto de instalar en el gobierno un “ente prospectivo”, capaz de anticipar experiencias, posibilidades y conflictos, y rescatar en la ciencia soluciones; por ejemplo, al tema pesquero.
Y más, la semana pasada, Alemania —seguramente ante los cambios en EE.UU.— publicó en inglés “Libertad científica e intereses de seguridad en tiempos de polarización geopolítica” (https://bit.ly/3FK7NzG), por la Academia Nacional de Ciencias.
Marca los riesgos éticos y políticos, sugiere no separar los aspectos de defensa de los de investigación. Alerta ante gobiernos autoritarios y hegemonías económicas. Y refrenda el objetivo seis de la política francesa: las sociedades en transición.
Cuidado, advierte, con las investigaciones abiertas sobre interfaces cerebro-máquina, en inteligencia artificial generativa, en investigaciones de patógenos. Y cuidado con los financiamientos, ojo con China.
No es que en Chile no hayamos pensado: no cortamos el queque.
Ya en 2022, el CTIC publicó, dirigida por Álvaro Fischer, nuestra Estrategia de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación para el Desarrollo (https://bit.ly/3Xy8nqj). Para mi gusto, debería ser más precisa. Y en cuanto a la sociedad en transición, dos documentos del CTIC abordan el tema: uno, en 2023, “Revisión de políticas públicas de ciencia y tecnología…”, de María José Menéndez y Katherine Villarroel, y “Fragmentación geopolítica y económica, implicancias del futuro para Chile”, del doctor Francisco Urdinez (enero, 2025).
Injustificables las distracciones con cien pájaros. “La definición de objetivos prioritarios ha sido una piedra en el zapato”, me escribe la directora de Innovación de la U. de Chile, doctora Anahí Urquiza.