¿Y qué será de Latinoamérica en este vendaval tecnológico? Seguí dos debates: uno, en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile; el otro, en Montevideo.

En la U, CARLA 2024, Conferencia Latinoamericana sobre computación de alto rendimiento, reunió a especialistas de 28 países. En la inauguración, el dueño de casa, el decano Francisco Martínez, habló de los impactos de la tecnología: en la naturaleza, en demanda de energía, de agua: “Los podremos resolver de variadas maneras”, dijo.

Y anunció nuevos avances en lo social, porque esto trae mucho trabajo, aumenta la producción, las capacidades… Pero, preguntó: “¿Cómo nos aseguraremos de que toda esta nueva riqueza estará al servicio de todos y en todas partes?”

La ministra de Ciencia, Conocimiento e Innovación, Aisén Etcheverry, para responderle, señaló tres elementos:

Primero, la tecnología, bien empleada, puede ofrecer bienestar a la humanidad y responder muchas preguntas. Pero, tiene que ser orientada a un rol específico, con ética.

Segundo, debemos asegurarnos que estas capacidades beneficien a todos. Necesitamos resolver la posibilidad de que haya países marginados y de que completas poblaciones desaparezcan, algunos por la tecnología, y otros por sus aplicaciones. (Habló de quienes “están completamente desapareciendo del mundo en construcción”).

Tercero, a colaborar, porque, “los recursos necesarios para una evolución correcta, las capacidades de un país como Chile, no son suficientes”. Llamó a compartir las fuerzas latinoamericanas y del Caribe, con objetivos comunes, “o nos vamos a perder”.

Siguieron conferencias muy especializadas. Por ejemplo, con buen humor, Bernd Mohr, del Centro de investigación Jülich, en Alemania, habló del “Análisis escalable de los procesos paralelos: desde un nodo a un millón de núcleos de computación de alto rendimiento”. Y hubo más (https://shorturl.at/Cx8qN).

Me impactó el representante de Open Parade, de Nueva Zelanda, quien —luego de un “conversatorio” sobre los avances en políticas de inteligencia artificial, los trabajos en los organismos internacionales, los convenios en funciones—, llamó a ser menos ambiciosos en los objetivos, para alcanzar los prioritarios con recursos limitados.

La ministra Etcheverry voló luego a la 2ª Cumbre ministerial sobre la ética de la inteligencia artificial en A. Latina y el Caribe, en Montevideo (https://shorturl.at/OBg1c). La acompañaron el senador Kenneth Pugh y el diputado Eric Aedo, impulsores del tema en el Parlamento. Ella declaró que el asunto “de Estado”, que recibió del gobierno anterior, se fue afinando, y que seguramente el próximo gobierno continuará. Alertó que los desafíos principales no son susceptibles de resolver desde Chile, salvo en la medida en que colaboremos todos los países representados.

Una declaración de objetivos y colaboraciones consolidó la cita, que se repetirá el 2025.

Solos no podemos es el telón de fondo de lo acordado.