En el supermercado elegí trutros cortos deshuesados en lugar de los trutros con huesos; supuse que obtendría más carne por centímetro cúbico. Pero se me deshicieron en la cazuela.
¡Ah! Si hubiera podido consultar a Frontier, la supercomputadora más poderosa del mundo para uso civil, instalada en Oak Ridge, Tennessee, EE.UU., habría podido modelar las presas en sus células y moléculas, simular la temperatura de la olla durante los 60 minutos de cocción y descubrir qué ocurriría.
El jueves, la periodista Sophia Chen publicó en Nature su fascinante recorrido por la supercomputadora Frontier, con 50 mil procesadores, funcionando desde 2022 dentro de 74 roperos negros que albergan 9.408 nodos. Como 100 mil laptops trabajando simultáneamente.
Frontier consume 27 megawatts, la energía para alimentar 10 mil hogares. Intenta galopar a la velocidad requerida por equipos de científicos de todo el mundo. El año pasado atendió a 1.744 usuarios de 18 países.
Esta supercomputadora es capaz de realizar 1.000.000.000.000.000.000 de operaciones de comas flotantes por segundo. De un chispazo calcularía el deterioro de mis trutros.
Frontier simula procesos tanto de partículas subatómicas hasta en galaxias. Modela proteínas para crear nuevos remedios. En mayo, simuló una gota de agua con forma de cubo descompuesta en 155 mil millones de moléculas. La gota ocuparía como una décima del diámetro de un cabello humano. ¿Para qué? Estudian las nubes y su movimiento. Otros investigadores están generando un modelo del clima mundial con una resolución de 3,25 km. Otras supercomputadoras requerirían mucho más tiempo; Frontier pudo acelerar a un día lo que tomaba 1,26 años.
Se habla de crear así pronósticos del clima que cubran 50 años.
Está simulando el envejecimiento de la galaxia Vía Láctea en diámetros de 100 mil años luz. Y, por supuesto, se involucra en el desarrollo de la inteligencia artificial (IA).
Surgen alarmas: las industrias invierten 30 veces más en IA que la academia. Un estudio de 2021 fijó en US$ 340 mil millones la inversión global de la industria en IA mientras que la inversión en EE.UU. en investigación académica en IA totalizó US$ 1,5 mil millones.
Esta mirada a las brechas, la entrega Nur Ahmed, de la U. de Arkansas, que analizó 6 millones de artículos y 32 millones de patentes. Advierte que la industria tiende a ignorar “algunas de las preocupaciones de las poblaciones marginalizadas en el Hemisferio Sur”.
Para, en parte, equilibrar las cosas, Frontier le adjudica, gratis, tiempo a académicos, siempre que publiquen sus resultados.
Pero la pugna entre China y los EE.UU. en el campo de las supercomputadoras está ocultando procesos y resultados. Ambos países tienen la mayoría de las máquinas del ranking TOP500, liberado en junio. EE.UU. tiene 168; China, 80. Pero hay mucho secreto.
Igual, y sin análisis supercomputacional, mi cazuela salió gustosa.