¡Tan famosa nuestra astronomía! Ocurre por los telescopios y, también, por trabajos de chilenos.

Mundialmente repercutió el descubrimiento de tres: Paula Sánchez Sáez, de la ESO en Alemania, trabajó con Lorena Hernández García, del Instituto Milenio de Astrofísica y de la U. de Valparaíso, y con Claudio Ricci, de la U. Diego Portales.

Paula Sánchez lideró el proyecto. Se conmueve por “poder contribuir a que la frontera del conocimiento se siga expandiendo”.

Invirtieron cuatro años para explicar por qué la galaxia SDSS1335+0728 comenzó en 2019 a ganar brillo: el agujero negro masivo de su centro intensifica su actividad. Los periódicos dicen que ellos “vieron” el despertar de un agujero negro en tiempo real. Por primera vez (disponible en www.eso.org/public/chile).

La revista Astronomy and Astrophysics publicó su trabajo glorioso.

Me escribe Paula Sánchez: “Imagina que has estado observando durante años una galaxia y siempre parece tranquila e inactiva… De repente, ¡su núcleo comienza a mostrar drásticos cambios en el brillo, de una forma totalmente diferente a lo que se había observado!”.

El brillo observado crece en longitudes de onda ultravioleta, óptica e infrarroja. Claudio Ricci advierte que esto podría ocurrirle al agujero negro masivo al centro de nuestra galaxia.

Ocuparon un modelo de inteligencia artificial que en segundos clasifica a un objeto. “Cuando nos referimos a que vimos el objeto en ‘tiempo real' nos referimos a que el modelo que usamos lo encontró al poco tiempo de que apareciera, y pudimos hacerle seguimiento a medida que evolucionaba”, me escribe Paula.

Lorena Hernández confirma el impacto: “Nos han contactado de medios de Chile, Alemania, España, Italia, EE.UU., entre otros países”. Menciona a The Guardian y la BBC.

Lo publicaron también en Eurekalert.org, sitio web que funge de intermediario entre la ciencia y los medios de comunicación. Bárbara Ferreiro, de ESO, me cuenta que más de 2.700 colegas se enteraron ahí de la noticia. Apareció en el Washington Post, la Deutsche Welle, Clarín en Argentina… y muchos medios audiovisuales y sitios en línea.

Lorena me escribe que, con este logro, puede explicar su trabajo a sus amigos y familia. “Sus preguntas me ayudan a ampliar mi conocimiento”. Agrega que personas no científicas “me han hecho cuestionarme cosas que después he usado para seguir con mi investigación”.

—¿Observando?

—Nos imaginan pegados a un telescopio bajo las noches estrelladas… visión muy lejos de la realidad. Los datos astronómicos nos llegan al computador… Los analizamos usando herramientas de computación complejas.

Me dice que, por supuesto, a todos los astrónomos y astrónomas les apasiona mirar el cielo a ojo descubierto.

Me hace recordar lo que desentonaba mi padre, “A cantar a una niña”, del siglo XVII. Que termina con un profesor deseando que las estrellas también brillasen de día, porque su amada alumna, de noche, le daba un beso a cambio del nombre de cada una. No se habría podido recordar de la ahora célebre galaxia SDSS1335+0728.