Concluyó anteayer en Denver, EE.UU., la reunión anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de las Ciencias (AAAS). Su lema: “Hacia una ciencia sin muros”.
El ideal: “lograr a) poderosos descubrimientos; b) colaboraciones basadas en conocimientos que crucen disciplinas, y c) conceptos audaces que impulsen aplicaciones impactantes”.
La convocatoria invita a:
-Incentivar la toma de riesgos en equipos de científicos, más que en individuos.
-Liberar a las disciplinas de estructuras burocráticas académicas.
-Entusiasmar a los menores de 16 años por el descubrimiento.
-Formar científicos que comuniquen la ciencia a los políticos y al público.
-Eliminar los prejuicios y desigualdades que excluyen a personas, a instituciones y a países de escasos recursos.
-Promover a las personas con familia, especialmente a las mujeres.
-Conseguir que los editores brinden acceso a los datos, utilicen métricas de calidad y eliminen las desigualdades de acceso y reconocimiento.
-Solucionar la preocupación por la seguridad nacional y económica fomentando la colaboración de investigadores no estadounidenses.
-Apoyar políticas de migración que fomenten la formación y retención de científicos no estadounidenses.
-Entregar fondos para aplicar el conocimiento.
-Mejorar la coordinación entre las entidades pro ciencia y tecnología.
-Establecer y apoyar la colaboración público–privada centrada en los desafíos sociales.
Lo explicó el presidente de la AAAS, el Dr. Keith Yamamoto, en su discurso inaugural (www.youtube.com/watch?v=4_gbN8Si9n4, minutos 28 en adelante).
Subrayó el “hacia” una ciencia sin muros. Criticó el avance sin riesgos al que hoy nos acostumbran los reconocimientos, los financiamientos, el imperio de los séniors, la inequidad por géneros, etnias, origen nacional…
Citó al Nobel francés, el fisiólogo Francois Jacob (1920-2013), que distinguió la ciencia diurna de la nocturna.
La diurna argumenta con ideas que calzan como engranajes, logra resultados sólidos en sus certezas, consciente del progreso, orgullosa de su pasado, segura de su futuro “… avanza en luz y gloria”.
“En cambio, la ciencia nocturna vaga ciega, duda, tropieza, retrocede, suda, se despierta sorpresivamente. Dudando todo, intenta siempre encontrarse a sí, cuestionarse, rearmarse a sí misma. Es como un taller de lo posible, donde se trabaja el material que construye la ciencia”.
Yamamoto aplaudía la ciencia nocturna. Fue dibujando las fallas de los sistemas científicos. Ejemplificó contando que en EE.UU. se habían identificado 9 mil enfermedades, pero solo reconocido 500 tratamientos.
Y explicó las exclusiones a científicos, géneros, etnias, institutos, países con menos recursos que así siguen rezagados.
Finalmente citó a su mentor, Bruce Alberts, amigo de Chile, que pedía reconocer que son los científicos quienes ostentan el poder sobre las estructuras de la tarea científica. Ellos y ellas pueden abatir los muros.
El Programa, de tres días, profundizó tal tarea (https://shorturl.at/rCLOY).