¡Quiénes estarán en Congreso Futuro 2024! Sus ideas ¿cuándo habrán surgido?
¿En la tina, como a Arquímedes, o como a la escritora inglesa Agatha Christie que se bañaba comiendo manzanas, masticando sus proyectos policíacos?
Tuve el privilegio de almorzar con Pablo Neruda y Alfonso Calderón en Isla Negra. Tras los postres, Homero Arce, su secretario, de pie, anunció: “¡Ahora el poeta dormirá siesta!”. Todo se interrumpió. Y empezó la ideación secreta del Nobel.
Adoro mis siestas. O esos espacios antes de levantarme, entre sueños y realidades girando.
Sabiamente, Congreso Futuro incluye no solo las ciencias “duras” entre las expresiones de creatividad. Habrá personajes del arte, las humanidades, las ciencias sociales, conversaciones, relaciones humanas, angustias.
Las ciencias “duras” aparecen como hijas del “método científico”, basadas en combinar investigaciones anteriores y experimentos actuales.
Sin embargo, recuerdo haber visitado el Centro de Estudios Científicos, en Valdivia, y comentar con el físico teórico Claudio Bunster, su líder, el por qué usaban pizarrones negros y con tiza.
Fue un instante de emoción, Claudio me mostró las fotos de los grandes físicos del siglo XX: las pizarras, negras, con letras a tiza, sobre nubes de borrones, hablaban del proceso de descubrir. Las pizarras en Valdivia las evocaban. Para tomarse de la mano de los grandes, idear, cerca de los nubarrones de duda.
Resuena el grito de la Reina de Corazones en el juicio a Alicia en el país de las maravillas: “¡Primero la sentencia y después la evidencia!” (“Tonterías” —responde Alicia—, “la idea de tener la sentencia primero”). Y sin embargo…
Está prohibido divulgarlo in extenso aún, pero accedí a un artículo “aún bajo revisión” firmado por cinco científicos de Toronto, Canadá: Morris Freedman, Malcolm A. Binns, Jed Meltzer, Rohila Hashimi y Robert Chen, titulado “Interacciones mejoradas entre mente y materia después de la inhibición del lóbulo frontal inducida por estimulación magnética transcraneal” (o sea, intervienen el cerebro desde fuera del cráneo para probar su hipótesis).
La hipótesis es que si se suspenden las funciones racionales en el lóbulo frontal del cerebro, se desbloquean los fenómenos parapsicológicos. Por ejemplo: telepatía, clarividencia (percepción de objetos o hechos distantes), precognición (percepción de eventos futuros) y psicoquinesis (interacciones mente-materia).
El trabajo reconoce lo controversial de la parapsicología pero, alega, pese a que hay evidencia de ocurrencias de tales fenómenos, se los desconoce: sus efectos son pequeños y difíciles de repetir en el laboratorio.
Mas los experimentos canadienses inhiben las funciones racionales en voluntarios y miden efectos parapsicológicos.
Concluyen que el cerebro racional actúa como filtro de los efectos parapsicológicos, lo cual explica lo reducido de su alcance y lo difícil que es replicarlos.
Por eso, “morir, dormir… dormir, por ventura soñar… sí, y aquí está el gran obstáculo…”.
… tal vez, descubrir.