Una pena: el escocés Juan Mouat (se pronuncia Móuat) navegaba desde Valparaíso con su segunda esposa y su hija hacia su Edimburgo natal cuando falleció su mujer. Corría 1852. Su maestro, el gran relojero Robert Bryson, lo hospedó. Y a semanas, murió la hijita, Soledad, en casa de Bryson.
De regreso, Juan Mouat se casaría por tercera vez. Tuvo 12 hijos. Murió en 1871; pronto, su tumba en el Cementerio #1 de Valparaíso fue vendida y sus restos desaparecieron.
Mouat nació humilde, aprendió relojería e ingeniería. Su bisnieto, el difunto traumatólogo Víctor Mouat, creía que, enfermo pulmonar, viajó a Chile. Llegó de 25 años en 1836. Un joven intenso, dice el periodista y escritor Francisco Mouat, su tataranieto.
¿Dónde saber de uno de nuestros científicos más olvidados? El miércoles se lanza, a las 18:00 horas en el Centro de Extensión de la UC en Santiago, el documental “Navegantes del tiempo”. Lo financió el Ministerio de Ciencias.
NTV lo transmitirá el lunes 18 a las 22:00 horas y el jueves 21 a las 0:00 horas (tvn.cl/ntv).
El audiovisual celebra los aportes del escocés: en su relojería de la hoy Plaza Sotomayor reparaba los cronómetros de los barcos, indispensables para ubicarse en el mar. Y quería saber.
En 1842, construyó su casa observatorio en el lugar más estratégico del Cerro Cordillera, con el primer telescopio profesional de Chile. Gracias a su reloj sideral avisaba a la bahía cuando daban las 13:00 horas, un servicio gratuito.
Formó la Bomba Inglesa, la número 1 del país; cuando la Armada de EE.UU. puso un observatorio en el cerro Santa Lucía en Santiago, se unió a él por telégrafo para medir la velocidad de las ondas sísmicas.
William Wheelwright construyó en 1850 el primer ferrocarril entre Copiapó y Calama, pero nuestro relojero había logrado aprobar, en 1849, su trazado.
El director del observatorio Las Campanas, el astrofísico Leopoldo Infante, cuenta que Mouat es su “tataratataraabuelo”.
Los cineastas Diego Rojas y Gonzalo Argandoña transformaron a Infante en el puente entre ayer, el hoy y el mañana. Desfilan especialistas. Entre ellos, el director del Instituto de Física y Astronomía de la U. de Valparaíso, Eduardo Ibar, doctorado en Edimburgo, que nos guía por los lugares del héroe.
Aparece la arquitecta Daniela Bustamante, presidenta de la Fundación Alto Patrimonio, quien muestra fotos de Mouat adolescente, por desarrollarse, y luego adulto, ya logrado. Destaca como fuente de información a El Mercurio de Valparaíso, donde el científico calmaba a los asustados por el cometa de 1843.
Y nos cuenta de la quiebra total de Mouat, que murió en la pobreza.
Nos lleva a su roja casa, sobre el Cerro Cordillera. La llaman “casa de Lord Cochrane”. Falso. El relojero compró ese sitio con el puerto a sus pies.
Intocable. Recientemente, el Consejo de Monumentos Nacionales reclasificó esta casa Mouat y su observatorio; antes, era parte del puerto. Hay que restaurarla. El documental nos ayuda a recorrerla. Y si uno va y espera en su balcón, siente el humilde susurro del escocés.