La inteligencia artificial (IA), remece como metralla.
La subsecretaria del Ministerio de Ciencia, Carolina Gaínza, me dice “no es la primera vez que el desarrollo parece escaparse de las manos”. Ella se instala ante la IA “sin caer en el apocalipsis tecnológico ni en el paraíso tecnológico: buscando el término medio”.
Trabaja con un equipo en perfeccionar la Política Nacional de Inteligencia Artificial presentada en octubre de 2021 (https://bit.ly/3LZ9pGu), en respuesta a nuevos desarrollos. Buscan enfatizar los aspectos culturales, éticos; analizar los efectos de la IA en la democracia, en la participación.
“Estamos ante un desarrollo más acelerado, ante una reconversión laboral de aquí a cinco años; por eso es tan importante adelantarse”.
Conoce los efectos positivos de la IA en salud, en educación, y los problemas éticos que surgen. “Hay que verlo como una oportunidad para pensar”.
Los valores cambian, me dice. “Surge la pregunta: ¿Qué es lo humano? ¿Cómo pensamos? ¿Cómo nos relacionamos?”.
Prepara para octubre una “Cumbre regional de ética para la inteligencia artificial”, con apoyo de la UNESCO y el Banco de Desarrollo de A. Latina. Allí presentará una visión renovada de la Política Nacional de Inteligencia Artificial.
Espero que no implique botar lo hecho. Habrá que abrir espacios para dar este salto inmenso que, por su lado bueno, capaz que nos combata el cambio climático.
No está claro todo lo de la IA. Es cierto.
De hecho, uno de los expertos, el Dr. Juan D. Velásquez, profesor titular, Depto. de Ing. Industrial U. de Chile e investigador del Instituto sistemas complejos de ingeniería, confiesa que se conocen los principios matemáticos que llevan a un sistema de inteligencia artificial a aprender… pero no sabemos cómo lo logra.
Pero rechaza decidir desde el miedo.
Describe la próxima década: con IA más computación cuántica. Procesos que podrían tardar miles de años, resueltos en pocos minutos.
“El genio, la IA, salió ya de la lámpara de Aladino y no se lo puede volver a encerrar”, dice. Y para regular la nueva era piensa en el Bueno, el Malo y el Feo. Hay que eliminar el Feo, por ejemplo, que usa el ADN para discriminar entre personas.
Hay que regular el Malo, que tiende a usar los datos privados y hay que fomentar el Bueno, por ejemplo, para detectar noticias falsas. Hay en la IA capacidad para detectar el mal uso de la IA, por ejemplo, en defensa.
Admira en la cultura oriental su mirada a largo plazo. “Si no proyectamos, se nos va a ir la posibilidad de que la IA se haga acá”. Llama a entregarle conceptos de IA a los infantes, a los jóvenes, tal como a otras generaciones se les enseñó que el átomo es divisible.
“Todo el mundo usará IA, especialmente el adulto mayor… que no se quede fuera”. Celebra la iniciativa de los tutores en educación y pide para ellos preparación en IA. “Y para qué decir la industria… puede ser muy beneficiada”.
Se trata de un asunto de Estado, no de gobierno, dice. Necesitamos más masa crítica en IA.