El nombre de Murat Caduck debe ser uno de los más repetidos en “Entre dos amaneceres”, la primera película del turco Selman Nacar. Es pocas veces Caduck, casi siempre Murat y se trata de un personaje secundario que no dice palabra alguna, apenas aparece su imagen, acaso profiere algún quejido, porque no es más que un obrero de una fábrica textil que en un accidente laboral sufre, por el hervor del vapor, graves quemaduras.
Lo atienden en la fábrica y lo llevan rápidamente al hospital; viaja postrado en el regazo de uno de los hijos del dueño de la empresa, el menor, Kadir (Mucahit Kocak), y el que conduce el auto es Halil (Bedir Bedir), el mayor, quien se encarga de la administración general.
La película, entonces, no parte con un suceso extraordinario y fuera de lo común, aunque para las familias involucradas el mundo cambia y se viene abajo, pero es un hecho de la causa y son los riesgos de trabajar con máquinas viejas y medidas de seguridad mediocres, y por eso está el abogado de la empresa, se vislumbra un juicio y compensaciones económicas. En fin, es una historia que, como algunas películas del iraní Asghar Farhadi o una libanesa como “El insulto” (2017), brota de lo cotidiano. Será un incidente callejero, una separación matrimonial o el accidente laboral que sufre Murat Caduck, que sin percance de por medio no sería más que un obrero desconocido.
Está la empresa textil por un lado y la familia de Murat por el otro, pero “Entre dos amaneceres”, y como nada es tan fácil, camina en puntillas entre el conflicto, intenta escuchar a las partes por igual y hasta evita las conclusiones únicas y definitivas.
En vez de un héroe, acá hay más bien un sacrificado: Kadir, el menor de los hermanos, que debe enfrentar a dos mujeres.
A una, a Serpil (Nezaket Erden), la esposa de Murat, debe darle la mala noticia, intenta ayudarla con dinero y lo ideal es que firme algún papel, pero la familia resiste los acuerdos por la borda, aunque siempre hay alguien que pregunta de cuánto estamos hablando. Y eso es un comienzo.
La otra mujer, Esma (Burcu Goldegar), es su novia y en la noche del día del accidente, está comprometido a cenar en su casa y es una primera visita oficial. Nada es muy cómodo, Kadir se siente mal, quizás culpable, y entonces aparece una de sus virtudes: canta y toca el saz, un instrumento de cuerda del tipo laúd de mango largo.
El director Selman Nacar, acaso en el momento más inspirado e inesperado de la película, filma lo que canta Kadir, es un tema romántico y triste que habla de lealtades, tierras oscuras y amores perdidos.
El joven Kadir, el intérprete de la canción y el protagonista de “Entre dos amaneceres”, por las razones que sean, siente el peso de un sentimiento que se cuela por toda la historia: el de la miseria y el de los miserables.
“Iki safak arasinda”. Turquía-España-Francia, 2021. Director: Selman Nacar. Reparto: Mucahit Kocak, Nezaket Erden, Burcu Goldegar. 91 minutos. En Mubi.