Ediciones El Mercurio lanzó el segundo tomo de “Guía de Aves de Chile”.
Durante el lanzamiento, nos contaron de la práctica de los observadores de aves de ir marcando un “tic” junto al nombre de cada especie avistada.
Hablaron los autores: Amalia Torres, periodista y editora de estas páginas; Juan Pablo Bravo, infografista e integrador de nuevos lenguajes, y la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC).
Amalia contó su inicial ignorancia: antes de la Guía, hablaba de “pato”, de “pájaro”…
La publicación abre con consejos para observadores. Uno de ellos me retrotrajo a una salida que hice al cerro San Cristóbal con el gran fotógrafo de aves y pintor, ya fallecido, Thomas Daskam. Nos instalamos y me dijo:
“Quédate quieto… después de un rato, las cosas van a comenzar a ocurrir”.
Apliqué su consejo a muchas situaciones de observación, no solo en la naturaleza.
Thomas contagiaba su estremecimiento por las aves. Él y su amigo Jürgen Rottmann, veterinario y naturalista, publicaron durante años “Chile, cosa de mirar” en Revista del Domingo de “El Mercurio”. Ahí está la vida, cosa de mirar con atención.
La Guía ayuda. Juan Pablo Bravo nos explicó el laborioso proceso de escoger las imágenes más descriptivas de cada especie. Apuntó al código QR que aparece junto a ellas. Al escanearlo, uno puede escuchar el canto correspondiente, por ejemplo, del chucao, tan característico de los bosques del sur.
Identificar las aves por su canto multiplica el gozo. Las grabaciones de los cantos, así como las fotografías, brotan de la ROC (
https://www.redobservadores.cl/). Marcó esta ruta sonora Guillermo Egli.
En Puyehue, hace años, participé en una cita mundial de observadores de aves. Una noche de lluvia sureña me topé a la salida del hotel con un estadounidense escondido bajo un impermeable amarillo, sus binoculares colgando, en una mano un foco y en la otra, una grabadora y su micrófono direccional.
Iba a encontrarse con una especie nocturna de la que él no tenía registro. Esperaba verla, fotografiarla, grabarla y luego hacer un “tic” en su listado.
Enrique Couve, fotógrafo y ornitólogo, me contó que en Punta Arenas había recibido el llamado de un tejano. “¿Podría guiarme hasta un chorlito de Magallanes?”. Couve asintió. Lo esperó en el aeropuerto Carlos Ibáñez, lo subió a una avioneta, volaron hasta Tierra del Fuego.
Encontraron al chorlito, lo observaron, lo fotografiaron. El tejano hizo su “tic” y voló de regreso a Texas sin pasar por Punta Arenas.
Cada año, el Programa de estudios en el extranjero de la Universidad de Stanford les ofrece a sus estudiantes un curso sobre nuestra naturaleza. Visitan el Parque Nacional Río Clarillo o La Campana, y observan. Aunque no hagan “tic” en una lista, miran, escuchan y ven. Se trata de aprender a observar y valorar.
Es mejor salir con una guía, pero no necesariamente una guía humana. La “Guía Aves de Chile” nos ayuda a mirar y ver.